• Mezclar los huevos con el azúcar y batir hasta que estén bien espumosos, añadir la la nata y el aceite y mezclarlo bien todo. Finalmente añadir la harina y la levadura y continuar mezclando hasta conseguir una pasta bien fina. Cuando la masa esté lista la cubrimos con film transparente y la llevamos al frigorífico como mínimo 1 hora. Calentamos el horno a 200 ºC con calor arriba y abajo. Sacamos la masa del frigorífico y la repartimos en cápsulas para magdalenas y añadimos un pellizco de azúcar en el centro de cada magdalena. Metemos al horno horneándolas durante unos 15 minutos y retirándolas cuando su superficie se haya dorado y las dejamos enfriar por completo. ¡A disfrutar!

1. Batir los huevos y el azúcar:

• • En un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa y blanquecina.

  • Añade la ralladura de limón y la pizca de sal.

2. Incorporar líquidos:

• • Añade poco a poco la leche, el aceite de oliva y el de girasol, mezclando bien.

3. Añadir los ingredientes secos:

• • Tamiza la harina con la levadura y añádela a la mezcla anterior.

  • Bate hasta obtener una masa homogénea sin grumos.

4. Reposo de la masa:

• • Tapa el bol con film y deja reposar en la nevera 30 minutos (o hasta 1 hora).

  • Este paso ayuda a que suban con copete.

5. Horneado:

• • Precalienta el horno a 220 °C.

  • Coloca cápsulas de papel en moldes rígidos y rellena hasta ¾ de su capacidad.

  • Espolvorea un poco de azúcar por encima.

  • Hornea 15–20 minutos a media altura, bajando la temperatura a 200 °C tras los primeros 5 minutos.

  • No abras el horno durante la cocción.

6. Enfriado:

• • Deja reposar 5 minutos en el molde.

  • Pasa las magdalenas a una rejilla para que enfríen completamente.