La cultura Egipcia o cultura del Antiguo Egipto, se desarrollo en el valle formado por el río Nilo, situado al extremo noreste de África. El río Nilo recorre el territorio de sur a norte haciendo prosperar la agricultura, la ganadería y la navegación.

MEDIO GEOGRÁFICO DEL ANTIGUO EGIPTO

Egipto esta situado al noreste del continente africano. Limitaba en la antigüedad, por el norte con el mar Mediterráneo; por el sur con la región de Nubia; por el este con el mar Rojo y el istmo de Suez y por el oeste con el desierto de Libia.
El territorio habitable de Egipto tiene la forma de una estrecha faja atravesada de sur a norte por el río Nilo. Geográficamente tiene dos regiones: el Alto y Bajo Egipto. La primera región se encuentra al sur. Comprende desde Asuán hasta El Cairo. Esta zona es montañosa en donde el río Nilo exhibe seis cataratas. La segunda región se encuentra en el norte y se extiende desde El Cairo hasta el mar Mediterráneo. Forma un valle muy fértil, regado por el Nilo que desemboca en el Mar Mediterráneo.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA: PERIODOS DE LA HISTORIA DE EGIPTO

Los Periodos del Antiguo Egipto se puede dividir de dos formas:

Por su ubicación Por las nuevas cronologías
Periodo Legendario Periodo Protodinástico o Pretinita de Egipto
Periodo Tinita Periodo Arcaico o Tinita de Egipto
Periodo Menfítico Imperio Antiguo o Menfita de Egipto
Periodo Tebano Primer Periodo Intermedio de Egipto
Periodo del Apogeo Imperio Medio de Egipto
Periodo de la Decadencia Segundo Periodo Intermedio de Egipto
  Imperio Reino Nuevo
  Tercer Periodo Intermedio de Egipto
 

Baja Época

Periodos por su Ubicación

PERIODO LEGENDARIO

En este primer periodo de la cultura Egipcia gobernaron los reyes, servidores de Horus. Los hombres vivían agrupados en clanes, luego en agrupaciones mas grandes llamados nomos. Algunos hechos notables fueron el establecimiento del calendario, la aparición de la escritura jeroglífica y la división del territorio en dos regiones bien definidas: Alto y Bajo Egipto.

PERIODO TINITA

Llamado así por la gran prosperidad que alcanzó la ciudad de Tinis en la Cultura Egipcia. En esta época surge el primer faraón llamado: Menes, quien unifica los reinos del Alto y Bajo Egipto. Se construyeron los primeros canales de regadío y se estableció que las mujeres podían ascender al trono real.

PERIODO MENFÍTICO

Su nombre se debe al brillo que alcanzó la ciudad de Menfis en la Cultura Egipcia, fundado por Menes, donde reinaron 10 dinastías. En este periodo se construyeron las pirámides de Keops, Kefrén y Micerino; se fomento la cultura, mediante el establecimiento de bibliotecas en distintos lugares del país.

PERIODO TEBANO

Tuvo por capital la ciudad de Tebas. Aquí se construyó el gran Edificio del Laberinto, que tenía 12 patios, 1500 salas y el lago artificial de Meris para el regadío.
En este periodo ocurrieron las guerras civiles que favorecieron a los hicsos, pueblos pastores del oriente.

PERIODO DEL APOGEO

Durante este periodo Egipto alcanzó su máxima expansión, gracias a las grandes conquistas emprendidas por los faraones Tutmosis, El Grande y Ramsés II. En el tiempo de Amenofis IV se estableció el monoteísmo en torno al dios Atón.

PERIODO DE LA DECADENCIA

Las luchas dinásticas entre el Alto y Bajo Egipto debilitaron políticamente a la Cultura Egipcia y favorecieron las sucesivas conquistas de los persas, comandados por Cambises, de los griegos, con Alejandro el Grande a la cabeza y de los romanos quienes capitaneados por Octavio, vencieron a la reina Cleopatra en la batalla de Actium.

Periodos por la Nueva Cronología

Periodo Protodinástico o Pretinita

En este periodo se inició con la Dinastía 0 o Nagada. Egipto se unificó con un solo rey llamado Narmer o Menes. Los restos hallados son las Paletas y Cabezas de Maza. Periodo Protodinástico o Pretinita.

Periodo Arcaico o Tinita

Abarcó desde las Dinastias I a la Dinastia II. La Dinastia I se desarrollo desde los años 3050 a.C. hasta 2860 a.C. siendo el personaje más importante Narmer.  Periodo Arcaico o Tinita.

Imperio Antiguo o Menfita

El Imperio Antiguo abarcó la Dinastías III hasta la Dinastía VI. En esta etapa se construyeron las edificaciones más representativas de la cultura egipcia, las cuales fueron las pirámides y el esfinge.  Imperio Antiguo o Menfita.

Primer Periodo Intermedio

Se desarrollo entre finales de la Dinastía VI hasta la reunificación de Egipto por Mentuhotep II. En este período se desarrollo el feudalismo o independencias de los nomos, los nomarcas reunían tropas locales y había Sumos Sacerdotes de los dioses que también administraban sus bienes. Primer Periodo Intermedio.

Imperio Medio

Comprende las Dinastías XI y XII. En este periodo se reunificó Egipto. La capital se movió a Tebas. Imperio Medio.

Segundo Periodo Intermedio

Este periodo es la época mas oscura, lo más característico de este periodo fue la aparición de los Hicsios y la aparición de multiples reinos en varios lugares de Egipto. Segundo Periodo Intermedio.

Imperio Nuevo

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Tercer Periodo Intermedio

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Baja Época

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ORGANIZACIÓN POLÍTICA

El gobierno egipcio se caracterizó por ser monárquico, absolutista y teocrático.

EL FARAÓN

El gobierno estaba en manos de una persona llamada faraón, que vivía rodeado por una gran corte de privilegiados nobles, funcionarios, sacerdotes y guerreros.
El faraón era el amo de todos los hombres, dueño de todas las tierras y de todas las aguas del Nilo. Su voluntad era ley.
El faraón era considerado hijo del dios Ra(Sol), quien le había dado poder para gobernar a los hombres. Por tanto los mortales le debían suma reverencia y ninguno de ellos podían pronunciar su nombre sin añadir la siguiente expresión : > que florezcan en él la vida y la salud.

FUNCIONARIOS AUXILIARES EN EL GOBIERNO

Muchas funciones del gobierno las delegaban a personas de su confianza, quienes les prestaban eficaz colaboración. Entre los principales funcionarios:
El Escriba Real, que estaba encargado de llevar el cáculo de los ingresos agrícolas y de inspeccionar las industrias y el comercio. Para ello debían ser expertos en el manejo de los números y de la escritura.
El Gran Visir, encargado de controlar los nomos (provincias), era el intermediario entre las autoridades y el faraón.
El Jefe del Sello del Estado, comparado actualmente con el Ministerios de Economía, quien tenía como función vigilar los ingresos fiscales y los gastos del Estado
El Gran Sacerdote, que tenía a su cargo el culto religioso y se preocupaba de presentar a los faraones como descendientes de los dioses.

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL

La sociedad en la cultura egipcia estaba dividida en varias clases sociales, entre las que existía una gran desigualdad. Estas clases sociales eran las siguientes:

LOS SACERDOTES

Pertenecían a una clase privilegiada, encargada de culto religioso. Cuidaban de los templos y los animales sagrados. Actuaban de intermediarios entre los dioses y los hombres.

LOS ESCRIBAS

Eran hombres de vasta cultura, se desempeñaban como ministros de Estado, administrando el país, vigilando las construcciones, recibiendo los productos agrícolas, reclutando soldados para el ejército, llevando los libros de contabilidad y cobrando los impuestos.

LOS GUERREROS

Eran los defensores del país y las conquistadores de nuevos territorios en la cultura egipcia. Por sus hazañas recibían tierras y esclavos como premios y en algunas circunstancias, podían tener el privilegio de contar con un sarcófago de piedra.

EL PUEBLO

Constituía la clase más numerosa en la cultura egipcia, conformada por los agricultores, los artesanos y los comerciantes. Sus miembros estaban obligados a pagar impuestos, a servir como reclutas en tiempo de guerra, a realizar trabajos forzados. Aún en periodos de mala cosecha, debían cumplir con la entrega del diezmo.

LOS ESCLAVOS

Lo conformaban los prisioneros de guerra o los hombres comprados en los mercados extranjeros. Servían generalmente a las clases privilegiadas, en trabajos duros, mal alimentados y mal vestidos.

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA

LA AGRICULTURA

Esta actividad consistía en el trabajo de la tierra. Se araba con azadas y arados tirados por bueyes. Se cultivaba el trigo, la cebada, el lino, la uva, las hortalizas y diversas legumbres.

LA GANADERÍA

Fue desarrollada en grandes extensiones de tierras pertenecientes a los templos. En ellas se apacentaban numerosos rebaños de vacunos, ovinos y mulas.

LA INDUSTRIA

Tuvo gran importancia en la época de los faraones. Sobresalieron las industrias del tejido de lino, comparable a la seda; la elaboración de metales, con los que hacían utensilios, armas, joyas, espejos y peines; el curtido, la alfarería, la mueblería, la confección de carrocerías y la preparación de una especie de papel, a base de papiro.

EL COMERCIO

Esta actividad se desarrollo tanto por tierra como por mar en la cultura egipcia. Por tierra, sus caravanas llegaron hasta Siria, Palestina y Mesopotamia. Por mar, sus barcos navegaron por las costas de Siria y las islas del Mar Egeo. El comercio se realizaba mediante el trueque, por el intercambiaban, los tejidos y objetos de arte y lujo por ganados, maderas y metales.

MANIFESTACIONES CULTURALES

Los antiguos egipcios, llegaron a desarrollar una cultura sobresaliente, cuya máxima expresión podemos encontrarlas en las ciencias, las artes, la religión y la escritura.

LAS CIENCIAS

Entre las principales ciencias en las que sobresalieron la cultura  de los antiguos egipcios, están la siguientes:

LA MATEMÁTICA

En este campo sentaron los fundamentos de la aritmética y geometría. Conocieron la numeración decimal. Tomando en cuenta las proporciones del cuerpo; inventaron como medida el pie, el cúbito y el palmo; determinaron los triángulos y rectángulos para formar escuadras. Estos acontecimientos les sirvieron para medir sus tierras, trazar sus canales de irrigación y las obras de arquitectura monumental. Utilizaron también las jarras, las balanzas y las pesas para medir productos agrícolas.

LA ASTRONOMÍA

Inventaron el calendario, de 365 días, divididos en 12 meses de 30 días cada uno, a los que agregaron un periodo de 5 días festivos. Este calendario lo conocemos hasta ahora por los romanos.
Los egipcios conocieron tres estaciones: inundación, siembra y cosecha; descubrieron varios planetas: Mercurio, Venus, Marte, Jupiter y Saturno; inventaron el reloj de sol y sombra y el reloj de agua; trazaron mapas celestes y determinaron los cuatro puntos cardinales.

Senenmut: Astronomia Egipcia

LA MEDICINA

Surgió debido a la necesidad de atender las lesiones recibidas por los soldados en los campos de batalla y los accidentes de los obreros, producidos en las grandes construcciones. Supieron tratar fracturas, heridas, luxaciones, bajo la influencia de las supersticiones y el poder de los amuletos. Por ejemplo al tomar alguna medicina, debían pronunciar ciertas palabras. Trataron las enfermedades propias de la época y destacaron en las técnicas de embalsamar y momificar los cadáveres.

LAS ARTES

LA ARQUITECTURA

La arquitectura para la cultura egipcia tuvo un carácter religioso. Los monumentos arquitectónicos estuvieron inspirados en la existencia del mas allá. Construyeron verdaderos monumentos, como las piramides, las mastabas, los hipogeos y los templos.
Las Pirámides
Son enormes monumentos construidos de granito, de forma piramidal y base cuadrada. Con salas y corredores internos. Fueron edificados cerca de la ciudad de Menfis, en le valle de Gizeh para servir de tumba a los faraones y sus familiares. De las 40 pirámides, que despiertan la admiración de los observadores, tres son las más conocidas e importantes:
La pirámide de Keops, de 146 metros de altura.
La piramide de Kefrén, de 136 metros de altura.
La pirámide de Micerino, de 62 metros de altura.
La gran pirámide de Keops tenía originalmente 146 metros de altura; hoy, por los estragos del tiempo solo tiene 137 metros. Para su construcción se emplearon dos millones trescientos mil bloques de piedra, cuyo promedio de peso por unidad, es de dos toneladas y media. Debieron trabajar en ella cien mil hombres durante más de veinte años.
Las Mastabas
Eran también tumbas, que tienen la forma de pirámide truncada, con una pequeña cámara subterránea, donde se enterraban los cadáveres momificados de los nobles.
Los Hipogeos
Son tumbas subterráneas excavadas en las faldas de las montañas. En su interior había una capilla y un profundo pozo, en uno de cuyos lados se ubicaba la habitación de la momia que había sido en vida un persona rica y privilegiada.
Los Templos
Estos monumentos arquitectónicos, que se han caracterizado por su aspecto majestuosos, fueron construidos para el culto a los dioses. A ellos se llegaban por sendas avenidas, adornadas por ambos lados con pequeñas esfinges. En la fachada habían dos pirámides truncadas, una entrada con dos obeliscos y dos estatuas del dios venerado. Constaba de las siguientes reparticiones:
La Sala Hipóstila para la reunión de los creyentes.
La Sala de Aparición por donde salían los sacerdotes a los costado de la nave.
Un vestíbulo interior destinado a las oraciones.
Los templos más famosos fueron los de Karnak y Luxor, en la ciudad de Tebas.

LA ESCULTURA

La escultura de la cultura egipcia se caracterizó por su rigidez y ausencia de rasgos sicológicos. Entre las obras escultóricas más conocidas tenemos a los colosos y las esfinges.
Los colosos son estatuas gigantescas que miden hasta 80 metros de altura. Representan a faraones sentados, colocadas a las entradas de las grandes ciudades como los colosos de Mnemón, cerca de Tebas.
La esfinge mide 20 metros de ancho por 19 de alto y 73,5 de largo. Es el símbolo del sol naciente, con cuerpo de león. Se ubica cerca de las pirámides de Gizeh. La roca en la que se ha esculpido la esfinge, produce ruidos especiales, en razón de que la porosidad del material aloja humedad atmosférica que al aparecer el sol, se escapa en forma de vapor.

LA ESCRITURA

Los egipcios escribían con pequeñas cañas puntiagudas, mojada en una especie de tinta, preparada a base de agua, goma y sustancias vegetales.
Usaban como papel los tallos del papiro, que crecían en las orillas del río Nilo.
La escritura escritura egipcia fue descifrada por el francés Jean-François Champollion en 1822. La clave fue proporcionada por el hallazgo de la Piedra Roseta en 1799, por el soldado Pierre-François Bouchard, cuando Napoleón Bonaparte realizaba la expedición al país del Nilo.
Escritura jeroglífica era una escritura de difícil interpretación, pues estaba formada por signos e imágenes de animales y objetos. Se empleaba generalmente en las tumbas y en los templos.
Escritura Hierática es la misma escritura jeroglífica pero en forma abreviada. Su uso estuvo limitado a los sacerdotes y personas de gran cultura.
Escritura Demótica es la escritura hierática simplificada. La usaba la gente del pueblo.

LA RELIGIÓN EGIPCIA

La religión egipcia presentaba las siguientes características:
Era politeísta, tenían muchos dioses. Creían que todos los cuerpos celestes, los elementos naturales, algunos animales y algunas plantas, eran sagrados. Así llegaron a explicarse muchos misterios de la naturaleza.
Era antropomorfista, los dioses eran representados generalmente en forma humana y a veces con cabezas de animales.
Clases de Cultos
El culto religioso consistía en ceremonias mágicas, dedicadas a los dioses locales y nacionales.
En un principio antes de la unificación del Alto y Bajo Egipto, cada nomo o comunidad, rendía culto a sus dioses locales. Posteriormente durante el Imperio, muchos de estos dioses se convirtieron en dioses nacionales.
Las Principales divinidades
Entras las principales divinidades del Antiguo Egipto tenemos:
Horus, el Sol naciente, hijo de Osiris e Isis.
Ra el Sol en el cenit o mediodía, divinidad principal de Egipto.
Osiris, el Sol poniente representaba la fecundidad.
Isis la Luna, reina de la noche.
Seth la noche, simbolizaba la maldad.
Anubis juez de los muertos.
Thot protector de la sabiduría.
El mito de Osiris
Los egipcios creían que Osiris había enseñado al pueblo el cultivo de la tierra y las artes de la paz. Su hermano Seth, dios de la noche y del mal, por celos, lo mato y lo descuartizó, arrojando sus restos al espacio. Horus hijo de Osiris sale del oriente y tras el feroz combate logra vencer a Seth y venga a su padre Isis y su hijo, luego de juntar los restos dispersos, consiguieron devolverle a la vida. Pero Osiris no volvió a habitar este mundo, sino paso a la morada de los dioses. Allí juzgaba las almas escogiendo a los virtuosos para disfrutar de la felicidad celestial.
Culto a los animales
El buey Apis de color negro con frente blanca, la figura de un águila en el lomo y un escarabajo debajo de la lengua. a su muerte era momificado y enterrado en un cementerio llamado Serapeum.
Los cocodrilos que vivían en los grandes templos atendidos por los sacerdotes.
Otros animales adorados eran el Ibis, ave con la que se predecía el futuro; el ave fénix que resucitaba de sus cenizas; el halcón, el chacal, etc.
Culto a los muertos
La cultura Egipcia veneraba los antepasados por que querían conservar las enseñanzas morales y recordar los beneficios que habían recibido. Además, pensaban que el ser humano no moría por completo, pues su alma o ka, quedaba con vida, siempre y cuando el cadáver no se destruyera. Con tal fin practicaron la momificación.
Depositaban ofrendas en las tumbas y colocaban junto al muerto el Libro de los Muertos, que contenía la fórmula con que el alma debería defenderse ante el Tribunal de Osiris. Después de un año, la momia se colocaba en una barca, para ser arrastrada por las aguas del Nilo, con rumbo a la eternidad.
Juicio a los muertos
De acuerdo a la mitología egipcia el alma comparecía ante el Tribunal de Osiris. Hasta allí era conducido por el dios Anubis, donde 42 jueces examinaban su conducta eterna. El dios Thot, pesaba los pecados en la balanza de la justicia. Si el platillo se inclinaba por el lado de la culpabilidad, el alma era destrozada por un perro; de lo contrario podía disfrutar la felicidad de los dioses.

APORTE CULTURAL EGIPCIO

El aporte cultural a la cultura occidental se manifiesta a través de tres ideas fundamentales; la idea del alma, el juicio de los muertos y el calendario.
Consideraban que toda persona tenía dos partes; el cuerpo y el alma; este último seguía existiendo al producirse la muerte.
Así mismo, creían que el alma era juzgada por un tribunal de los dioses. Si se comprobaba que había llevado una vida diga y pura, pasaba a gozar de la eterna felicidad.
Por último los antiguos egipcios le debemos la confección de un calendario de 365 días que subsiste hasta ahora, solo modificado en dos ocasiones; en el siglo I a.C. cuando se elaboró el Calendario Juliano y en 1582 cuando se estableció el Calendario Gregoriano (Gregorio XIII).

Periodo Protodinástico o Pretinita de Egipto

La civilización egipcia comenzó con la unificación de Egipto bajo un solo rey, esta etapa llamado periodo protodinástico o pretinita. La tradición la atribuye a Narmer o Menes, que un tiempo se supuso que podrían ser la misma persona. También, por una cabeza de maza de Hieracómpolis, conservada en el Ashmolean Museum de Oxford (Inglaterra), se conoce a un rey Escorpión. Algunos autores lo sitúan a él y a Narmer de modo correlativo en la Dinastía 0, cronológicamente entre h. 3100 y 3050 a. C., en Nagada IIIbI. 2-IIIcI arcaico arqueológicamente hablando, pero hay elementos muy anteriores pertenecientes a la llamada Dinastía 00.

Mapa de Egipto Predinástico o Pretinita

Dinastía 00, es el término usado por algunos autores para referirse a los reyes, príncipes, gobernantes o personajes importantes del período anterior a la Dinastía 0; pero, como en ésta, se cree que eran jefes locales de diferentes centros, sin ninguna relación familiar entre ellos, salvo en algún caso a nivel local, por lo que esta denominación no es admitida por muchos egiptólogos.
Esta Dinastía comenzaría con el personaje enterrado con el paño de Gebelein conservado en Turín, el de la tumba HK 100 y otras de personajes diferenciados de diversas tumbas del cementerio T de Nagada así como algunos personajes del cementerio U de Abidos o los de los antiguos serekhs de la tumba II del cementerio de Hierakómpolis.
Contemporáneas a este período se consideran también las tumbas L24 de Qustul y la 137,1 de Seyala en Nubia.
Se trata de unos momentos a los que se denomina los siglos oscuros, época que comienza en el Protodinástico o Gerzeense Reciente caracterizado por:
a) Urbanización.

b) Creación o rápida evolución de las instituciones sociales y económicas.

c) Unificación cultural de todo Egipto.
Con cambios basados en la agricultura y la ganadería favorables, ya que es un período muy húmedo.
Es en este momento Protodinástico cuando aparecen en Egipto las primeras grandes aglomeraciones humanas, fortificadas o no, como Abidos (Tinis), Ombos (Nagada-Nubet). Coptos, Nekheb (el-Kab), Nekhen (Hierakómpolis) y probablemente Erment, Edfu y Elefantina. En estas aglomeraciones se encuentran los hábiles artesanos que fabrican los elementos tradicionales de este período y el anterior: los vasos de piedra, los cuchillos de sílex con mango decorado con figuras animales, como el de Gebel Tarif, el decorado con serpientes enrolladas del University College de Londres, el llamado Cuchillo Carnavon o el del Metropolitan Museum de Nueva York, cuyas figuraciones humanas son el nexo de unión entre las representaciones de la tumba pintada de Hierakómpolis, de h. 3350 a. C. y las escenas de las paletas votivas de fines del Protodinástico, h. 3150 a. C., lo que les confiere una gran importancia. Entre los cuchillos predinásticos el más célebre es el del Gebel-el-Arak, conservado en el Museo del Louvre, con el célebre Domador de leones o los barcos de popa vertical, ya atestiguados en Egipto desde el Amratiense.

cuchillo de gebel

Paletas predinásticas

En lo que se refiere a las Paletas Predinásticas, testimonian el paso de la Protohistoria del Gerzeense final a la Historia de la época arcaica. Salvo la de Narmer, ninguna de estas Paletas se ha encontrado en contexto. Las tres Paletas originarias del Alto Egipto han sido consideradas como históricas, representando, cada una a su manera, la conquista del Reino del norte por el del sur.

Cabezas de maza

Otro objeto característico de esta época final del Protodinástico-Principio del Periodo Arcaico son las cabezas de maza. En el Amratiense, la de forma troncocónica era un símbolo de poder, Con el Gerzense y la adopción progresiva por el sur de la maza piriforme del norte, el símbolo de poder cambió de forma. Las más conocidas son las cuatro encontradas en el gran depósito del templo de Hierakómpolis: la llamada del Rey-Escorpión, la llamada de Narmer, la llamada Real y la de Los Portadores de regalos.
En la denominada de Narmer parece figurada una lo que se considera una fiesta real, un jubileo, tal vez la heb-sed, o el mito de entronización del faraón, que se suponía renovaba mágicamente sus poderes en dicha ceremonia.

Cabeza de Maza

Los nuevos nombres reales

Una nueva serie de posibles nombres reales se ha puesto en evidencia y reconstruido recientemente, en algunas etiquetas e inscripciones de los recipientes del cementerio U de Abidos, en ciertas impresiones de sellos de Nagada II(c)d-a2, en la Paleta de Tehenu y los graffiti grabados en los Colosos de Coptos.
La lista provisional de Dreyer es:
Oryx, Concha, Pescado, Elefante, Toro, Cigüeña, Cánido. Cabeza de Ganado Escorpión I, Halcón I, Estandarte de Min + planta de León, Halcón Doble, Irj-Hor, Ka, Escorpión II, Narmer.
Otros jefes o príncipes locales o sus signos (sobre todo de la Dinastía 0, del período Nagada III) son:
Nb (o R?), Hedjw (-Hor), PE + elefante, Nj-Hor. Hat-Hor, Cocodrilo (el Subduer), Halcón + Mer (Tarkhan, también leyó como P. N. Mer Djehwty), y Qustul L2, Per-Hor.

Dinastias del Periodo Protodinastico o Pre Tinita

La Dinastía 00

La Dinastía 00 correspondería más bien, según estos autores citados, a un período protodinástico, no a una línea de reyes o gobernantes de un lugar especifico.
De hecho, la primera vez que Van den Brink utilizó el término Dinastía 00 se refería a miembros de una clase dirigente enterrados en el cementerio U de Abidos Umm el Qaab que serían posiblemente los predecesores de los reyes de la Dinastía 0.
El término Dinastía se utiliza, pues, como término descriptivo que indica un período: Nagada IIC-IIIA2.
En el momento de Nagada III, la élite gobernante de Tinis (cuyos jefes o reyes están enterrados en el cementerio U de Abidos) resurge como una hegemonía en el Alto Egipto (Nagada comienza a declinar) evidente en las tumbas de Uj, Nagada Ill (c.3200-3150 dC).
Al final de esta fase y comienzos de la siguiente, las más antiguas designaciones y nombres de los antiguos príncipes se encuentran de forma anónima (es decir, en la forma de sólo las fachadas del palacio, serekhs), incisas o escritas en las tumbas de Abidos, y también en las tumbas de Abusir el Meleq y en Rafiah.

Dinastía 0 o Nagada III: 3120-3050 A.C.

En el siguiente período, Nagada III (Dinastía 0), ya se encuentran recipientes con serekhs, con o sin el halcón sobre ellos.
Algunos nombres son Per Hor, Doble Halcón, Hat Hor, Ni Hor, Escorpión (procedentes de Minshat Abu Omar, diferentes de la Tumba U-j de Escorpión I y la de Hierakómpolis de Escorpión II), Cocodrilo.
Los serekhs se encuentran desde el Delta a la Alta Nubia, pero deben corresponder a personajes que fueron sólo jefes locales que gobernaron en áreas regionales restringidas, aunque compartiesen una forma común de cultura.
En cuanto a los grandes personajes (reyes) del Bajo Egipto, de Tarkhan (tumba 1702 Hat Hor ,tumbas 351, 1549, Cocodrilo) y el Delta, parece que la Baja Nubia estuvo bajo el dominio de estas dos entidades regionales durante Nagada III arcaico (grupo A), en Seyala (cementerio 137 tumba I) y también en el sur en Qustul (cementerio L tumba 24, de donde proceden los famosos incense burner, quemadores de incienso o incensarios decorados) lo que explicaría posiblemente que estos poderes políticos crecieron debido a la riqueza que les produjo la explotación de los yacimientos de oro y canteras nubios.
Más tarde, en Nagada III Medio, estos centros regionales fueron destruidos muy probablemente por el poder y la energía de Hierakómpolis, que se amplía como parecen atestiguar los graffiti con escenas de batalla de Gebel Sheikh Suleiman (escena que autores como Murnane han atribuido al reinado de Djer, teniendo en cuenta que ya en esta época y en los momentos siguientes, el comercio a larga distancia se considera de gran importancia en las relaciones con el Delta oriental y el sur de Palestina).
Los jefes, príncipes o reyes Tinitas heredaron probablemente el territorio de Nagada y accedieron a las rutas de comercio nubio.
En este momento parece atestiguada una victoria decisiva de Tinis/Abidos sobre Nagada como se puede entender por los grabados en roca en el camino del desierto de Luxor-Farshut.
Los príncipes de Hierakómpolís serían, pues, los únicos rivales de los reyes Tinitas, existiendo hasta la época de la unificación.
En el período Nagada III (Fin de la Dinastía 0) los reyes de Abidos (Tinis) fueron enterrados en el cementerio B en el cual las últimas tumbas son las de Narmer y Aha, los primeros reyes de la I Dinastía.
El Rey Escorpión (II) es considerado un predecesor de Narmer, quien habría podido pertenecer a la familia predominante de Híerakómpolis.
El nombre Iry Hor está atestiguado sólo en Abidos. Por su parte Ka es conocido en Tell Ibrahim Awad, Helwan, Tarkhan y Abidos. Esta Dinastía de Abidos(Iry Hor, Ka, Narmer) es en realidad una dinastía de reyes (inicialmente el término Dinastía 0 se atribuye sólo a estos reyes de Abidos, no a otros reyes locales del Alto o Bajo Egipto).

Paleta de Narmer

Periodo Arcaico o Tinita de Egipto

El Periodo Arcaico o Tinita de Egipto abarca desde las Dinastias I a la Dinastia II. La Dinastia I abarcó desde los años 3050 a.C. hasta 2860 a.C. en el cual el personaje más importante fue Narmer.

Dinastías del Periodo Arcaico o Tinita

La Dinastía I (Nagada III C1, 2, 3) (3050-2860 a. C.)

Narmer es uno de los nombres reales más extendidos del Dinástico Arcaico (incluso en Palestina se han encontrado ejemplos). Ha sido considerado como el fundador de la I Dinastía y originó la figura legendaria de Menes.
Está asociado con los comienzos de la fase Nagada IIIc (Dinastía I). Parece que él solucionó el problema de los rivales de Hierakómpolis, aunque la forma en que lo hizo son especulaciones. Por el momento, no hay noticias de victorias militares de Abidos sobre Hierakómpolis, (Nekhen) con lo cual se podría decir que el problema se solucionó de forma pacífica, reconociendo la autoridad de Nekhen con concesiones del rey a las familias locales de gran alcance. Este aspecto de la unificación de Egipto, como otros muchos, sigue investigándose, e irá aclarándose progresivamente con las siguientes Dinastías.
Los ocho faraones de la I Dinastía reinaron en una época de prosperidad. Los reyes de esta Dinastía comienzan a llevar lo que se denomina titulatura o protocolo real tradicional, conferida al faraón en la ceremonia de coronación, que comportaba a partir del Reino Antiguo cinco títulos fijos, que introducían, bien por un solo nombre o una corta frase, variantes para cada faraón. Al menos tres de estos títulos rituales eran utilizados por los faraones de la I Dinastía.

Dios Horus

Títulos en la I Dinastía

  1. Nombre de Horus del faraón, inscrito sobre un rectángulo o serekh, imagen del palacio real, con un halcón encima, símbolo del poder real. Se traduce por el Horus X…. Este título lo llevaron los ocho faraones de la I Dinastía.
  2. Este segundo título está formado por la frase n(y)swt-bity que se traduce por el que pertenece al junco (swt) y a la abeja (bity), siendo el junco (o la caña) el símbolo del Alto Egipto y la abeja del Bajo Egipto”’, de donde la traducción habitual del título como el rey del Alto y Bajo Egipto. En las inscripciones originales de la I Dinastía este título se emplea solo, de forma absoluta. En época clásica, el título nesutbity precedía al nombre principal del faraón o nombre de nacimiento, que se encerraba en un cartucho, que nunca se encerraba en las dos primeras dinastías.
  3. El tercer título del protocolo era el de las Dos Señoras o Nebty, en razón de la lectura probable de los grupos de signos que reunían para escribirlo: el buitre, que representaba a la diosa Nekhbet de el-Kab y la cobra, divinidad tutelar de Dep (Buto), ambos sobre el signo de la cesta neb, que significa señora. Como ambas ciudades estaban, una en el norte y otra en el sur, este título se relaciona, como el de Nesutbity, con los reinos del norte y del sur.

Los faraones:

Al primer faraón, Narmer, la tradición manetoniana le atribuye de treinta a sesenta años y el haber desaparecido llevado por un hipopótamo, la fundación de Menfis y su templo, el primero, del dios Path. Parece que fundó Cocodrilópolis, la antigua Shedet egipcia.
Su sucesor fue Aha, el combatiente, conocido por numerosos documentos procedentes de Abidos, Saqqara y otros lugares, que le atribuyen campañas contra Nubia y Libia y relaciones con Biblos y el Líbano. De su época se conoce un sacrificio humano ante el palacio real. Su mujer fue la reina Neithotep. a la que se atribuye una gran tumba en Nagada y la regencia de su hijo, Teti. Éste fue un faraón efímero, que sólo duró un año y cuarenta y cinco días, aunque a veces aparece Kenkénes, el Horus Djer de Manetón, Iti en la Piedra de Palermo, cuyo nombre aparece encerrado en un cartucho. De este faraón se conservan dos grandes tumbas, una en Abidos y otra en Saqqara. En la de Abidos se encuentran alrededor 338 tumbas subsidiarias que se supone ocupadas por miembros de la corte sacrificados para acompañar al rey eternamente, principalmente mujeres.
Una tablilla de marfil con el nombre de Djer/ Dyer descubierta en Abidos hace alusión a la salida helíaca de Sothis, lo que mostraría que en esta época los egipcios asociaban la estrella con la inundación y el comienzo del calendario solar, adoptado en época de la II Dinastía, unos siglos más tarde.
El rey siguiente. Vadyi, es conocido como Rey-Serpiente. Reinó unos diez años y durante su gobierno una expedición penetró en el desierto oriental. Contemporánea suya es la reina Merneith, atestiguada en numerosos documentos escritos pero cuya posición en la I Dinastía o incluso en la II Dinastía es incierta. No figura ni en las Listas Reales ni en Manetón. Al lado de la forma masculina del nombre Merneith se encuentra también la forma femenina: Mer(y)tneith, por lo que se la considera una reina. Sería la madre de Den, ejerciendo la regencia en su nombre al principio de su reinado, su tumba de Abidos estaba rodeada de 77 sepulturas subsidiarias, lo que testimonia su gran importancia y que tal vez reinó como única monarca egipcia, siendo la primera reina-rey de este país, antecedente de otras muchas.
En tiempos de Den se suponen escritos al menos dos capítulos del Libro de los Muertos. Le sucedió Miebis o Adjib y a éste Semerkhet. El octavo sería el Horus Ka o Kaa, con el que, según Manetón, acababa la dinastía I, sin que se sepan las razones de la llegada al poder de la II Dinastía, de origen tinita, como la I. que comprendía nueve reyes.

Fragmento Horus de Semerkhet

Dinastía II

Los nombres y el número de orden de estos faraones es incierto, ya que las fuentes, los cilindros-sello, las tablillas de marfil, la Piedra de Palermo, las Listas Reales y el Papiro de Turín no coinciden y se contradicen a partir del séptimo faraón, y sólo son seguros los nombres y el orden de sucesión de los cuatro primeros, que se calcula reinaron entre 2930-2890 a. C.

Los faraones:

El primero fue Hotepsekhemuy/ Hotepsejemuy. Le sucedió Nebré o Raneb el Kalau de las Listas Reales del Reino Nuevo. Su nombre es el primer nombre real compuesto con el del dios Sol de Heliópolis.
El tercer faraón, Nineter, es conocido gracias a la Piedra de Palermo, le sucedió Uneg y después de él las noticias son confusas, con faraones como Sekhemib o Peribsen. El Serekb de este último está bajo un animal sethiano, en lugar del Horus tradicional, lo que se interpreta como un cambio político que obligaría al rey a dejar Menfis y refugiarse en el sur, donde cambiaría su nombre de Horus por el de Seth-Peribsen. Su sucesor fue Khasekhem o Jasejem, del que se constatan actividades guerreras y se le representa matando prisioneros del norte. Su sucesor, Khasekhemuy/Jasejemuy, cuyo nombre significa Los dos poderes (de Horus y Seth) sugiere la reconciliación de ambos dioses y sus partidarios. Con él terminó este Período Tinita.

Características de la época Tinita

Al margen de teorías más o menos contrastadas, y como sucede con las divisiones establecidas por los historiadores, antiguos o modernos, recuerda Vercoutter que la ruptura entre la época arcaica y el Imperio Antiguo es artificial y salvo el lugar de residencia de los soberanos, la III Dinastía sucedió sin ruptura a la II y el nuevo faraón que comenzó esta III Dinastía era nieto de Jasejemuy.

La monarquía

A fines de la II Dinastía estaban fijadas las características de la monarquía faraónica. Los ritos de coronación real y su renovación (fiesta Sed) estaban fijados y se desarrollaron de la misma forma hasta la época ptolemaica, entre ellos la herencia de padres a hijos, la titulatura real y el papel importante de las reinas.

Los dioses

En esta época está atestiguada la existencia de la mayor parte de las divinidades del Panteón egipcio clásico, bien con formas animales o representados por sus símbolos y también con forma antropoforma:

Dioses del Periodo Tinita o Arcaico
Anubis (chacal) Apis (toro) Hathor (vaca)
Horus (halcón) Isis Khnoum
Maát Min Neith
Nekhbet (buitre) Osiris Path
Ra (el Sol) Sobek (cocodrilo) Sekhmet (leona)
Seshat Seth (animal setiano y serpiente) Sokaris
Thot (ibis) Tueris (hipopótamo) Wadjet (cobra)
Templo de los dioses

La escritura

La aparición de la escritura jeroglífica como la conocemos es uno de los logros que se atribuyen a las dos primeras Dinastías. Aunque se ha buscado un origen mesopotámico, está claro que desde época Amratiense, hacia 3800 a. C., se conocen signos de escritura en vasos y verdaderos jeroglíficos se constatan desde fines de esta época Amratiense, hacia 3500 a. C., como el signo de la corona roja que se conoce por un vaso rojo de borde negro encontrado en Nagada, desarrollándose progresivamente durante todo el Geerzense (Nagada II). A fines de la Dinastía 0 se conocían más de 30 signos, atestiguados en los monumentos y se conocen papiros ya durante el reinado de Den.
Las tres escrituras egipcias fueron Jeroglífica, Hierática y Demótica.

Los ritos funerarios

En la cerámica encontrada en las tumbas amratienses y geerzense se aprecia una decoración que se interpreta como destinada a asegurar al difunto la vida en el Más Allá y a la protección de las divinidades representadas por sus símbolos, mientras que la escritura mantiene, mágicamente, el nombre de la persona y su permanencia eterna.

Principales ciudades

Se admite la teoría tradicional de que Menfis fue fundada alrededor del 3100 a. C, por el primer rey de la I Dinastía, que unificó Egipto, tras haber conquistado por la fuerza el norte, constituyendo un reino homogéneo bajo la autoridad de la ciudad del Buto (actual Tell-el-Faraín), en el extremo noroccidental del Delta, extremos probados, aunque la conquista violenta no parece probada a nivel arqueológico hasta el momento. Recientes excavaciones arqueológicas matizan esta interpretación simplista basada sólo en fuentes Parciales, destacándose la importancia de aglomeraciones como Hieracómpolis (Nekhen) y Nagada (Ombos).

Imperio Antiguo o Menfita de Egipto

Se llama a esta época Menfita por el nombre de su capital, Menfis (que lo sería a lo largo de todo el Imperio Antiguo), en el I nomo, hoy a unos 25 Km. al sureste de la capital, El Cairo. El Reino Antiguo comprende las Dinastías III a VI.

Situación internacional

Su período cronológico se corresponde aproximadamente con las primeras Dinastías arcaicas de Mesopotamia en las ciudades de Kish, Ur y Uruk y el Imperio acadio.

Dinastías del Imperio Antiguo

Dinastía III

Faraon Zoser

El primer rey de la Dinastía III, Sanajt o Nebka, unido por matrimonio con la heredera de la dinastía anterior. Le sucedió su hermano Djeser/Zoser, Dyeser, Tosortos. Con él comienza una nueva Dinastía, debido a los grandes progresos que Egipto realizó en su época.
Aunque Zoser es la figura más importante de la Dinastía y se le considera hijo de Nimaathap, esposa de Kasekemui, hay razones para considerar a Sanajte como primer faraón de la Dinastía III.
Este rey tuvo la suerte de contar con la ayuda de un hombre excepcional: El arquitecto-jefe Imhotep, cuya reputación se mantuvo a través de los siglos como médico y le atribuían también la invención del procedimiento para tallar la piedra, de lo que es prueba el magnífico conjunto de Saqqara (lámide escalonada) que supone el triunfo de la arquitectura en piedra, frente a la de adobe típica de la etapa precedente. El empleo de la piedra venía aumentando desde finales de la II Dinastía y se usó ya en la necrópolis de Heluán en épocas anteriores. El complejo de Zoser en Saqqara es uno de los mayores de la historia de la arquitectura. Lo que se denomina pirámide escalonada es el resultado final de un proceso evolutivo, que partiendo de una mastaba inicial, fue incorporando ampliaciones y componiendo cuerpos hasta conseguir la estructura en escalones rematados por un prisma (evolución que terminará con la forma clásica de pirámide).
Zoser hizo de Menfis su capital y extendió su dominio posiblemente hacia Nubia y el Sinaí. Sus sucesores fueron Sanakt o Sanajt, y Jaba. La dinastía termina con un rey cuyo nombre es HU o Huni, constructor de la pirámide calonada de Meidum, que es el inmediato antecesor del rey Snofru, quien terminó la pirámide y con el comienza la dinastía siguiente.

Dinastía IV

El primer rey de la Dinastía fue Sneferu/Snefru o Snofru, cuyo reinado duró más de veinte años.
Contrajo matrimonio, con Huni o Heteferes I, madre de Keops e hija de su predecesor, aunque también pudo ser hijo de Huni y Meresanj I y hermanastro de Heteferes, hija de una esposa más importante de Huni. Esta Dinastía estaba formada por 17 reyes menfitas que reinaron un total de 448 años.

Snofru

De Snofru se pueden dar algunos detalles gracias a la Piedra de Palermo. Organizó una expedición a Nubia, de donde trajo numerosos prisioneros y llevó a cabo campañas en el Sinaí. En el interior, construyó dos pirámides en Dahshur, además de templos, palacios y fortalezas. Su importante reinado adelanta la perfección artística que se encontrará en los de sus sucesores: Keops, Kefren y Micerino, cuyas pirámides aún asombran al mundo y son índice de lo avanzado de esta civilización.
En las excavaciones en el Templo del Valle de la pirámide romboidal de Dahshur se descubrieron esplendidos relieves que representan figuras femeninas portadoras de ofrendas. Pero además en tiempos de este rey se había concluido el esquema clásico del complejo funerario de los faraones, consistente en un templo del valle, calzada, templo adosado y pirámide, lo que se repetiría a lo largo de todo el Imperio Antiguo.
Este rey dejó en la literatura clásica egipcia el recuerdo de hombre bondadoso y amante de la buena vida, tal como aparece en la Profecía de Neferti, una obra de la Dinastía XII.
En ella, se ve cómo el rey toma nota con la mayor naturalidad de lo que le aconseja Neferti. El Papiro Westcar lo presenta aburrido en el palacio, tratando familiarmente a sus magos.

Keops

Faraon Keops

Le sucedió Keops/Kufu/Jufu/Kéope/Quéope/Kheops, hijo de Snofru y de la reina Heteferes I, que gobernó unos veintitrés años. Se puede reconstruir parte de los componentes de su familia y de sus cortesanos gracias a las inscripciones de las tumbas de la necrópolis de Giza o Guizeh, donde se enterraron alrededor de la Gran Pirámide y gracias también a las tumbas de los que yacen en Saqqara.
La Gran Pirámide de Keops, en Giza, cerca de El Cairo, es el mayor monumento construido por el hombre. Cuando estaba completa tenía 146,6 m de altura, aunque hoy ha perdido unos cuantos, quedando en 137,4 m. Tiene una base cuadrada de más de 227 m de largo. Está construida con bloques de piedra calcárea de los que algunos pesan 15 toneladas. Las caras están perfectamente orientadas a los cuatro puntos cardinales con errores de menos de 5 grados. Pero este inmenso monumento no se planificó de una vez, sino que sufrió algún cambio, aunque de poca importancia. Se ha calculado que trabajando durante todo el reinado de Keops, extrayendo, transportando y colocando 300 bloques cada día, se necesitarían unos 100.000 hombres y esto sólo para la pirámide, porque a ello hay que añadir el Templo del Valle, la calzada y el templo adosado a la pirámide.

Piramide de Keops

Dyedefre/Didufri

Su sucesor fue Dyedefre/Didufri, que reinó ocho años según el Papiro Turín. dejó una pirámide inacabada en Abú Roash, al norte de Gizeh, de la cual no queda casi nada, lo mismo que de un templo en adobe y una columna en granito con el nombre del rey. La ascensión de este faraón ha sido explicada por una disensión en la familia real que se produjo a la muerte de Keops. El padre de Meresanj, el príncipe Kewab, murió y su mujer Heteperes II se casó con Didufri que subió al trono. El reinado de Didufri acabó en medio del descontento general. El partido de la oposición capitaneado por los príncipes Ninjaf, Amaf y Neermaat llevó al trono a Kefrén, el constructor de la Pirámide que lleva su nombre.

Kefrén

Kefrén (Jaefre o Rejael) reinó, 24 años según el Canon Real de Turín. La reina Heteperes II, viuda de Kawab y de Didufri, le dio como esposa a su hija Meresanj II, con lo cual volvió a reinar la paz en la familia real y la activa Heteferes II vivió hasta el final de la dinastía. Kefrén construyó su pirámide al lado de la de Keops, algo más pequeña, pero como está situada en un nivel algo más elevado parece incluso algo mayor. Se conserva el Templo del Valle, de una bellísima estructura con doble entrada, vestíbulo, sala hipóstila de seis pilares, edificado en piedra local revestido de granito rojo pulido. En él se halló la famosa estatua de Kefrén con Horus protegiéndole, una de las veintitrés estatuas que había en dicho templo.
La realización más famosa del faraón Kefrén fue la Esfinge de Giza o Gizeh. Era una roca de la que se extraía piedra en tiempos de Keops y en los de Kefrén se talló el altozano y se le añadieron algunos bloques para darle la forma de un león con cabeza humana y tocado faraónico, lográndose así una de las más famosas obras de arte de la Antigüedad y uno de los mayores monumentos construidos por la mano del hombre. En el Imperio Nuevo se la creía el dios Harmakis (Horus que está en el horizonte), y Tutmosis IV en el siglo XV a.C. mandó limpiarla de arena y grabó una estela (Estela del Sueño), que figura entre las patas delanteras de la Esfinge. Las excavaciones de 1925 descubrieron el templo a los pies de la Esfinge, también de la Dinastía IV.
Durante estos reinados y el posterior de Didufri/Djedefre, se continuaron las expediciones al Sinaí aunque fueron más importantes en época de Keops.

Piramide Kefren

Sepseskaf

Sepseskaf fue el sexto y último rey de la IV Dinastía, cuyo reinado fue corto y sin gloria. Tras él comienza la V Dinastía.

Dinastía V

Esta dinastía reinó durante 140 años según el Papiro de Turín. Su origen está explicado en el Papiro Westcar. Parece indudable el papel de las reinas-faraón en estas antiguas Dinastías. Así Khent-kaus, fue hija de Hordjedef y madre de Userkaf, Sahuré y Neferirkara, Casi toda la labor de esta Dinastía fue obra de los sacerdotes de Heliópolis, cuya teología solar triunfó durante casi siglo y medio.
Sus primeros soberanos, Userkaf y Sahura, según se deduce de la leyenda recogida en un papiro cuyo manuscrito data de finales del Reino Medio, no eran de sangre real, sino hijos de la mujer de un simple sacerdote de Ra de un pequeño pueblo del Delta llamado Sajebu. Sin embargo, es posible que el primer rey de la dinastía fuera hijo de Neferhotep, hija de Didufri y que se casara con Jentkaues, probable hijo de Micerino. Está enterrada en la Pirámide inacabada de Giza que realmente es una mastaba parecida a la mastaba del faraón.
La Dinastía V supuso muchas novedades en el Estado egipcio. El título real de hijo de Ra, ya empleado esporádicamente en la Dinastía anterior, se generalizó en este período, incorporado a la titulatura real. Aumentaron los textos escritos y se comprueba una elevación del pensamiento literario y científico

Userkaf

De Userkaf, el primer rey, sabemos que construyó en el sur, porque en un templo más tardío situado en Tód se encontró una columna cuadrada con su nombre.

Faraon Userkaf

Sahura

El segundo rey de esta Dinastía, Sahura, reinó unos catorce años y en sus tiempos hubo campañas contra los libios y los asiáticos. Envió expediciones al Punt y al Sinaí. Comenzó el cementerio de Abusir, que sería continuado por sus sucesores con un esquema algo distinto del anterior: templo del valle, calzada y pirámide.
En esta época las pirámides son más pequeñas, construidas con materiales más menudos. El templo adosado a la pirámide servía para el culto y las ofrendas dedicadas al rey difunto. Una novedad de los templos es el empleo de columnas palmiformes y relieves.

Faraon Sahura

Neferirkara

Su sucesor, Neferirkara, era su hermano y su reinado duró unos diez años. Precisamente en su tiempo se grabó la Piedra de Palermo.
Construyó su pirámide en Abusir pero no la pudo acabar, lo que hizo su tercer sucesor Niuserre o Niuserra.
De lo sucesores directos de Neferirkara, Shepseskara y Neferefra hay pocas noticias, así como Niuserra, célebre por su templo solar de Abusir, y su complejo funerario, uno de los más completos que se conservan, al que parecen seguir Menkauhor y tal vez Isesi Dyedkara.

Unas/Onos

El último rey de la V Dinastía fue Unas/Onos. Reinó treinta años y se sabe que probablemente hizo un viaje a Elefantina para recibir un homenaje de los jefes nubios. En Biblos (en la costa fenicia) aparecieron vasos con su nombre. Es interesante recordar las escenas de la calzada de su pirámide que representan una serie de figuras masculinas y femeninas esqueléticas, una forma de expresar los resultados de las crecidas escasas del Nilo.
El principal cuidado de los reyes de esta V Dinastía fue el culto de Ra, que se celebraba en templos solares al aire libre, aunque no de una forma exclusivista como será la revolución religiosa de Akenatón (Amenofis IV, de la Dinastía XVIII) y en los mismos santuarios de Ra están atestiguados los cultos de Horus y Hathor. El resultado de esta reforma religiosa fue el debilitamiento del poder real, ya que, al reconocer el rey su dependencia del poder del dios, se acercaba en cierto modo a los demás mortales. Esta debilitación de la concepción monárquica tendría una gran influencia sobre la evolución política y social del Estado menfita.

Texto en las Piramides de Egipto

En el orden religioso hay que destacar también el hecho de que en la pirámide del rey Unas en Saqqara, las cámaras y los pasadizos se cubren con inscripciones jeroglíficas llamadas Textos de las Pirámides, costumbre que se repetirá más tarde con otros monarcas y reinas. Estos textos son una colección muy extensa de plegarias, invocaciones, himnos, etc., destinados a asegurar al faraón la vida de ultratumba entre los dioses. Constituyen la base de lo que después llamaremos en el Reino Medio Textos de los Sarcófagos y en el Reino Nuevo Libro de los Muertos. Es de destacar que una parte muy importante de estos textos, que se denomina El Himno Caníbal, no vuelve a repetirse.

Dinastía VI

faraon pepi I

Los reyes de la Dinastía VI eran de Menfis. El acceso al trono de su primer rey. Teti I, puso fin a la inestabilidad que siguió a la muerte de Unas/Onos, tal vez con su matrimonio con una de las hijas de dicho rey llamada Ipue, que le transmitió el derecho al trono.
Su nombre de Horus, Seheteptany, El que pacifica la Dos Tierras simboliza la tranquilidad del país. Posiblemente murió asesinado lo que hace suponer que tal pacificación era más deseable que cierta. Tal vez para buscarla, también, casó a su hija Seshseset con el visir Mereruka, del que se conserva su mastaba magníficamente decorada en Saqqara.
Entre Teti I y Fiope/Pepi I suele citarse a veces al rey Userkara que tal vez reinó en algún momento. De Teti se conservan restos de un féretro de madera en el Museo de El Cairo. En su pirámide se conservan restos de los llamados Textos de las Pirámides.
Los relatos y actividades de personajes de su corte, demuestran las transformaciones de la época y el declive de la autoridad real.
Pepi I nombró corregente a Merenra en los últimos años de su vida y éste le sucedió al morir.
Merenra I, El amado de Ra, reino como único rey durante unos nueve años.
El sucesor de Merenra I, Pepi II/Neferirkara, reinó 90 años. Nada en su reinado hacía preveer el derrumbamiento de un Estado tan reciamente organizado como el Egipto del Imperio Antiguo. Con este rey continúan las expediciones comerciales del reinado anterior, como la expedición al Sinaí y a Yam.

Merenra II Antyemsaf

Merenra II Antyemsaf es sucesor de Pepi II, el último monarca de la Dinastía VI, que reinó sólo un año, su esposa fue la reina Nitocris/Nitiqret. La fama de esta reina creció hasta convertirse en época griega, en Rodopis, cortesana y mítica constructora de la tercera pirámide de Giza, antecedente en su leyenda de La Cenicienta. Ella fue la segunda reina conocida que ejerció el poder político en Egipto tras Merneith. de la I Dinastía. Su sucesor fue Neferkara, hijo de Ankhesenpepi y Pepi II. Tras ellos empieza el denominado Primer Período Intermedio. El Canon de Turín cita seis nombres más tras Nitocris. La Lista de Abidos no la menciona.
La crisis del poder real se acentuó con la VI Dinastía, y, sobre todo, durante el reinado del faraón Pepi II, que como vimos contrajo matrimonio con las hijas de un simple funcionario. Estas alianzas provinciales fueron nefastas para el poder real y lo debilitaron, junto con las crisis agrarias, dando paso a un periodo de descentralización.

Primer Periodo Intermedio de Egipto

Se denomina Primer Período Intermedio a la época que va desde finales de la Dinastía VI hasta la reunificación de Egipto por Mentuhotep II, un príncipe tebano. Históricamente hablando supone el hundimiento del esquema político del Imperio Antiguo, el ascenso al poder de los nomarcas, la aparición de un reino en el norte con capital en Heracleópolis y otro en el sur en torno a Tebas, y finalmente, la reunificación del país por los tebanos. Culturalmente se dio un cambio muy importante, tanto en la mentalidad como en su expresión literaria, así como en la religión y posiblemente en la sociedad.

Características

Se caracterizó este período por el feudalismo o independencias de los nomos, donde los nomarcas reunían tropas locales y había Sumos Sacerdotes de los dioses que también administraban sus bienes. Otra característica de este período fue el confusionismo, durante el cual, un príncipe de Heracleópolis llevó su residencia a la capital teórica del País (Menfis). Podemos distinguir varias etapas:

Dinastías del primer periodo intermedio

Este primer período está caracterizado por la invasión extranjera y la guerra civil. En él, los cargos como los de visir y Nomarca se hacen hereditarios.

Tumba de Anjtifi

Este período se subdivide a su vez en dos épocas, las que corresponden, respectivamente, a cada una de las Dinastías:

Dinastías VII

Esta Dinastía comienza en el 2181 a.C, es considerada el inicio del primer periodo intermedio de Egipto, tuvo setenta reyes en setenta días, pero probablemente no ha existido.

Dinastía VIII

De origen menfita, parece ser una continuación de la VI, y por tanto habría que eliminar la VII como Dinastía propiamente dicha y la explicación más aceptable es que se trató de un interregno. Se pueden atribuir diecisiete reyes.
El fundador de la Dinastía VIII fue un rey, tal vez hijo o nieto de Pepi II. Se le asignaba un reinado de cuatro años y se enterró en Saqqara sur. De sus sucesores carecemos casi por completo de información. El único que se puede identificar con precisión es Kakura Aba o Ibi, al que el Canon de Turín atribuye dos años de reinado y sitúa en posición decimocuarta en esta Dinastía, que terminó hacia el año 2160, en el que encontramos Egipto dividido en tres partes.

  • El Delta: En manos de invasores asiáticos.
  • El Egipto Medio: Unificado bajo la autoridad de Heracleópolis, capital del nomo 20 de Alto Egipto, donde gobernarán las Dinastías IX y X.
  • El Sur: Agrupado bajo la autoridad de los reyes de Tebas, que forman la Dinastía XI, con los que comienza el Reino Medio.
Tumba de Kakura Aba

Dinastías IX

A medida que aumentaba la autoridad del gobierno heracleopolitano también se incrementaba el de la Dinastía de Tebas, tras el colapso de Menfis, y a que las provincias habían empezado a disputarse el poder y crecía el poder de sus nomarcas.
Durante este período, emergió la Dinastía IX, una familia de nomarcas procedentes de Heracleópolis, fundada posiblemente por Nerybra Jety.

Dinastía X

La Dinastía IX gobernaba todo el país al comienzo de la Dinastía X, unos treinta años después. Ya existía un gobierno fuerte en Tebas, donde se habría establecido la Dinastía XI.

Dinastia XI

En esta Dinastía los reyes fueron Inyotef o Antej y Mentuhotep. La creciente hostilidad entre los dos rivales provocó frecuentes enfrentamientos, hasta que uno de los reyes de Tebas unificó Egipto. El primer Antef se proclamó rey con el nombre de Hotus de Seheru-Tauy, El que ha devuelto la calma.

Antej

Imperio Medio de Egipto

El Imperio Medio comprende las Dinastías XI y XII aproximadamente, como se vió, ya que tendría lugar la reunificación con el cuarto rey de la Dinastía XI. Tanto en la Lista de Saqqara como en la de Abidos como último rey de la Dinastía XI figura Mentuhotep III para el comienzo de la Dinastía. La capitalidad se desplaza a Tebas, en el sur, aunque también tendrá otra capital.
En estos momentos tuvo lugar el fin del dominio guti en Akad y el principio del gobierno de la III Dinastía de Ur (2112-2004). Amarsuen (2046-2038) e Ibbi Sin (2028-2004). Los Asirios están establecidos en Capadocia (1792), y comienza a reinar Hammurabi. Asimismo, es el momento del Imperio Antiguo asirio y del gobierno del rey Shamshi-Adad I (1813-1781) y sus antecesores.

El Reino Tebano

La región del nomo IV del Alto Egipto con una fértil tierra a orillas del Nilo, carecía de importancia durante el Imperio Antiguo. Tebas no era en esta época más que una aldea en la orilla derecha del Nilo. Dentro del mismo nomo había otras ciudades como Tod, Hermontis y Medamud. Todas ellas adoraban a Montu, el dios preferido de los tebanos durante mucho tiempo. En la ribera occidental del Nilo, frente a Tebas, en la aldea de Gurna, se conocen algunas tumbas del Imperio Antiguo, entre ellas las de dos nomarcas. En Gebelein es conocido un personaje llamado Iti, que puede situarse antes de la fundación del reino tebano y que se proclama pilar en el nomo tebano distinguido en el distrito del sur, que cuidó Gebelein en los años difíciles del Primer Período Intermedio, proporcionando a la población medios de vida y lo mismo hizo con Mo’alla y Hermontis. Cosas muy parecidas dicen las inscripciones de Heka-ib, su paisano o la de Merer.

Mapa del Periodo Antiguo y Medio de Egipto

Dinastías del Imperio Medio de Egipto

Dinastía XI

Inició esta Dinastía el Imperio Medio con la reunificación del norte y sur. La Dinastía en sí empezó con 3 reyes que de hecho eran poco más que nomarcas, que gobernaron desde Tebas. Los tres llevan el nombre de Inyotef y participaban en guerras contra los reyes de Heracleópolis.

Mentuhotep I

Tras ellos reinó Mentuhotep I Nebhepetra (2060-2010), que consolidó el poder central y las fronteras, restaurando la unidad con la fuerza y la diplomacia porque los nobles y sacerdotes aún eran muy poderosos. Todos los grandes funcionarios que nombró fueron tebanos. También restableció relaciones diplomáticas con el extranjero. Logró la expansión hacia el sur (Nubia), el este (minas de turquesas del Sinaí) y el oeste (Libia).
Egipto volvió en esta época a ser foco artístico, aunque más en la parte sur, donde se encuentran obras tales como los templos de Elefantina, Dendera y las tumbas reales construidas en Deirel-Bahari, frente a Tebas, en la orilla occidental del Nilo. Su gran templo funerario está al lado del de Hatshepsut, en Deir-el-Bahari.
Le sucedió Mentuhotep II, Sanjkara (2010-1998) que sólo reinó 12 años. Siguió la práctica de sus predecesores de mantener una actitud defensiva frente a sus vecinos en las fronteras del norte, sin perder de vista el sur por su interés comercial.

Tumba de Mentuhotep II

Mentuhotep III

El príncipe Antef padre divino, hijo mayor de Mentuhotep II, murio antes que su padre y fue enterrado en el recinto de Deir el-Bahari, por lo que el nuevo faraón fue Mentuhotep III Nebtanyra.
Mentuhotep III Nebtanyra (1997-1991) subió al trono a edad avanzada y reinó sólo seis años. Su época de reinado fue pacífica y próspera. Se conservan de este reinado excelentes obras de arte, en las que se ve una ascensión hacia la perfección estética, característica de este momento.
Con Mentuhotep III el país se recuperó en muchos aspectos. Se hicieron expediciones a Libia y Nubia y se reanudó el comercio exterior. La capital permaneció en Tebas.

Dinastía XII

Esta Dinastía compuesta por siete reyes procedentes de Tebas, fue una de las más gloriosas de Egipto. Su primer faraón fue Amenemhat o Amenemes I. Destacó por la energía de su gobierno y por el cambio de la onomástica real: los faraones adoptaron un nombre teóforo: Mentuhotep lleva el nombre de Montu, dios local de la ciudad de Ermant y Sesostris significa el hombre de la Gran Diosa Useret (divinidad tebana).

Amenemhat/Amenemes I

Shetepibre (1991 -1962) tomó el poder en circunstancias oscuras, tras un período de revueltas e invasión del Delta por asiáticos.
Un texto llamado La Profecía de Neferti conservado en papiros y ostraka, se refiere en términos proféticos, al advenimiento de un rey llamado Ameny (diminutivo de Amenemhat). Describe un estado caótico, invasiones de asiáticos en el Delta, la guerra civil entre los egipcios y alteraciones del orden social, un caos que será remediado por la venida de una especie de Mesías.
Amenemhat fue hijo de Sesostris. Padre divino en Tebas, que será considerado más tarde como el verdadero fundador de la Dinastia XII. Su propio nombre, Amenemhat,Amón esta en cabeza anuncia ya un programa político que desembocará, mediante un retorno a la teología heliopoliama, en la nueva forma sincrética de Amón-Ra, sobre la que nueva Dinastía y sus sucesores basarán su poder. Amón llegó a su apogeo con la Dinastía XXI, como veremos.
Una vez instalado en el trono, el nuevo faraón, al igual que algunos de sus predecesores, recurrió a la literatura para difundir las pruebas de su legitimidad y el cambio religioso.
El rey restableció las fronteras y reorganizó la administración del país. La frontera norte construyó los muros del príncipe, en la parte oriental del Delta, como defensa contra los asiáticos. Hubo una fijación de fronteras que evitó las luchas por cuestiones de límites. La anarquía existente en el tránsito de las dos Dinastías produjo una vuelta a los malos usos de los nomarcas que volverían a la indisciplina del Primer Período Intermedio.

Templo funerario de Amenemhat I

Amenemhat I, en sus 36 años de reinado reorganizó Egipto:
– Restableciendo los nomos entre sí y cambió la capital, trasladándola de Tebas, en el Egipto medio y la estableció a unos 32 km de Menfis, en Itjitauy (Amenemhat conquistó el Doble País).
– Trató de restablecer el poder real, aunque los nomarcas aún eran muy poderosos, y colocó inspectores reales junto a ellos y recompensó a los que le habían ayudado, confirmándolos en sus cargos, como al del Orix.
– Mejoró la administración del país, controlando y organizando los impuestos. Acrecentó el Tesoro Real como instrumento de poder.
– También creó nuevos cargos de altos funcionarios que residían en la corte, independientes de los nomarcas.
La inseguridad de la posición de Amenemhat o la necesidad misma de un ayudante de confianza, le llevó a asociar al trono como corregente a su hijo Sesostris, llamado como su abuelo, el año 20 de su reinado. El año 24, cuarto de la regencia de Sesostris, realizó una serie de expediciones punitivas y garantizó la explotación de las minas de turquesa de Serabit elKha-dim, en el Sinaí, reanudándose también las relaciones diplomáticas con el exterior. La penetración en Nubia se consolidó en esta época. La gran fortaleza de Buhen, aguas abajo de la segunda catarata, fue construida en el año 25. Amenemhat I murió en un atentado o conjura del harén que se conoce por textos que se han conservado, entre otros en el Papiro de Sinuhé.
Sesostris I Jeperkara (1971-1926) terminó con la conspiración de las mujeres del harén que acabó con la vida de su antecesor. Continuó la presencia egipcia en Nubia y parece que asoció a su hijo Amenemhat II al trono. También tuvo relaciones comerciales con Creta, Siria y Chipre y con los habitantes de los desiertos del oeste. En su época hubo un gran desarrollo económico y restauró el templo de Ra de Heliópolis en un intento de renovar la tradición del Imperio Antiguo.
En política interior no parece que hubiera grandes novedades y los nomarcas siguen gobernando sus nomos sometidos cada vez más al poder real, que siguió afirmándose.
Su obra constructora fue notable en todo el país, entre las que destaca el templo de Helíópolis, construido el año 3.
Su sucesor, Amenemhat/Ameneses II (1929-1895) fue corregente con su padre durante dos o tres años y reinó treinta y cuatro. Continuó la misma política para hacer de Egipto un Estado seguro y en la medida de la época, próspero. Se enviaron expediciones al Sinaí, a Nubia y al Punt y se estableció un puerto en la costa del Mar Rojo, en Wadi Gasu. Continuó la penetración pacífica en Palestina y el tesoro del templo del dios Martu en Tod es un ejemplo de los intercambios de regalos con los príncipes de la zona.
Lo mismo se puede decir de su hijo Sesostris II (1897-1878), durante cuyo reinado gobernó el nomo de Beni Hassan un personaje llamado Khnumhotep. Este rey inició la explotación de El Fayum, el gran oasis situado a unos ochenta kilómetros al sur de Menfis, canalizando el Bahr Yussuf que desembocaba en el futuro lago Karum, construyendo un dique en Illahum y agregándole un sistema de drenaje y canales, aunque la obra la terminaría su nieto Amenemhat III. Se desplazó con estas obras la necrópolis real que se instaló en Illahum y al este de su complejo funerario, el rey hizo instalar a los obreros en la ciudad de Kahum, el primer ejemplo conocido de ciudad artificial descubierto en Egipto, comparable a la aldea de los artesanos de Deir el-Medineh de época ramésida y a la reciente, más antigua aún, de Giza posiblemente.

Sesostris III

Tras Amenemhat II y Sesostris II reinó Sesostris III (1878-1841) el faraón con el que llegó a su apogeo el Imperio Medio. Este fue el faraón más glorioso de la Dinastía XII, llevando a cabo una serie de hechos que se pueden resumir en los siguientes:

  • Consolidó el dominio egipcio en la franja noreste, llegando hasta Palestina Terminó con el poder de los nomarcas y suprimió casi todos sus cargos, de modo que las provincias se gobernaban desde el Palacio Real, divididas en tres departamentos o ministerios, uno para el norte, otro para el sur y el tercero sólo para la llamada cabeza del sur: Elefantina y la Baja Nubia, dirigidos por un alto funcionario y un Consejo, todo bajo las órdenes del Visir.
  • Este rey recuperó por la fuerza Nubia, que se había perdido; también realizó una campaña contra Palestina, tomó Siquem y su influjo llegó hasta Biblos y las islas del Mediterráneo.
  • De este reinado se conserva una curiosa muestra de la mentalidad político-religiosa de los egipcios. Se trata de unas estatuillas de barro cocido representando a prisioneros atados en las que se escriben los nombres de los enemigos interiores y exteriores del rey (habitantes de los países a los que se denomina Los Nueve Arcos), cuya destrucción se propicia mediante la execración con fórmulas mágicas. Se les denomina impropiamente, Textos de maldición o execración y en ellos aparecen citados príncipes de Nubia y de Asia. Son por tanto una fuente importante para el conocimiento de estos dos polos de la actividad egipcia.
  • La monarquía egipcia alcanza sin duda en tiempos de Sesostris III altas cotas de grandeza y esplendor. Los nomarcas habían dejado de ser independientes y pasaron al servicio de la corte. El faraón necesitaba un cuerpo de burócratas eficientes y fieles y esto es lo que fomenta la literatura de inspiración oficial en la Sátira de los oficios.
Sesostris III

Últimos faraones del Imperio Medio

A Sesostris III le sucedió Amenemhat III Nemara (1842-1797), en cuyo reinado se consolidó el desarrollo económico del país, conociéndose numerosas expediciones a las canteras de Tura, en el Uadi Hammamat y a Assuán, en las proximidades de Toshka.
Con su sucesor, Amenemhat IV Majerura (1798-1786) la influencia egipcia siguió extendiéndose por el Próximo Oriente.
Le sucedió la reina/rey Sebekneferura O Nefrusobek, Sebekkara (1785-1782) la belleza de Sobek, hija de Amenemhat III y hermana de Amenemhat IV (y tal vez esposa), de la que quedan algunos monumentos e inscripciones, una de ellas en la segunda catarata. Llevó la titulatura real de faraón, Horus. como más tarde Hatshepsut, con algunas diferencias.

La civilización egipcia durante el Imperio Medio

Características generales.

Esta época se caracterizó por una evolución en las ideas religiosas. En lugar de ser considerados como en épocas anteriores, como un dios, los reyes serán considerados ahora como simples mortales, aunque de gran habilidad y valentía. La relación entre la humanidad y la divinidad de los reyes fue un problema intelectual muy importante para los egipcios. Se restauró la unidad acabando con el poder de los nomarcas y desaparecieron los nomos como unidades administrativas y se crearon nuevas unidades administrativas: ciudad y su territorio circundame.
Con la paz y la prosperidad creció una clase media burguesa. Hubo una gran mejora de los sistemas hidráulicos. Se realizaron importaciones y exportaciones abundantes por las excelentes relaciones con el extranjero y se conocen numerosos textos jurídicos de la época de Sesostris II, como donaciones, herencias, compras, ventas, etc.

Religión

Se caracterizó este período por el contraste de la religión osiríaca (que asegura la supervivencia en la otra vida unida a la conservación de las momias) con la de Ra.
A partir de la Dinastía XI, el dios Osiris adquirió una mayor preponderancia en el terreno religioso porque era un dios popular cercano al hombre que como un humano sufría y moría, mientras que Ra era un dios solar y lejano. Al lado de la religión popular de Osiris, aparece con la Dinastía XI, una nueva religión con tendencias netamente heliopolitanas, cuyo dios principal era Amón-Ra. El dogma fue establecido por el colegio sacerdotal de Tebas, que vivía cerca del rey. Los primeros reyes de la Dinastía XI habían favorecido el culto a Osiris por razones políticas y sus sucesores reaccionaron contra una religión que se había vuelto demasiado popular. Durante la Dinastía XII las dos tendencias religiosas se desarrollaron paralelamente, adquiriendo ambas enorme importancia.

Osiris

Literatura

El Imperio Medio es la época de esplendor y apogeo de la literatura egipcia. Su lengua es considerada como clásica, siendo las obras de este periodo copiadas sin cesar por los escribas y aprendices de épocas anteriores. Conocemos, entre otras, las Enseñanzas del Amenemhat (Sesostris I pone instrucciones en boca de su padre). Se conservan en el Papiro Millinge y en el Papiro Sallier II. Solían servir para los ejercicios escolares. Otros ejemplos son El papiro de Sinuhé, Histeria del náufrago, Cuentos de magia y la Profecía de Neferti. Entre los relatos mitológicos están el Cuento de Isis y Ra y el de Horus y Seth. También los grandes dramas sagrados como el Drama de la coronación o el Drama menfita. Muchos documentos demuestran el progreso científico, tanto en matemáticas como en astronomía, como el Papiro Matemático y el Papiro Rhind.
En medicina es importante el Papiro Ebers. Desde la XII Dinastía conocemos los Textos de los Sarcófagos. A esta época pertenece también la célebre Sátira de los oficios o Instrucción del escriba Hety, hijo de Dwa.

Manifestaciones artísticas en el Imperio Medio

Con la unificación del país, conseguida por los Príncipes tebanos, la situación artística adquirió unos nuevos caracteres que se aprecian tanto en arquitectura como en escultura, pintura y en toda una serie de las denominadas artes menores.

Segundo Periodo Intermedio de Egipto

El Segundo Periodo Intermedio es el período más oscuro de la historia de Egipto, pues quedan pocos monumentos de esta época que informen sobre los acontecimientos. Fue una época en que el poder no estuvo bajo un solo faraón y se caracteriza porque hicieron su aparición en Egipto los hicsos, cuyos reyes integran las dinastías XV y XVI.
Desde la dinastía XII se evidencian oleadas de pueblos nómadas de la periferia, especialmente libios y asiáticos. Este periodo comprende las Dinastías XIII a XVIII, que a veces coinciden.

Cronologia Segundo Periodo Intermedio de Egipto

Suele dividirse para su estudio en tres partes: antes, durante y después de los hicsos.

Egipto antes de los Hicsos

Los pueblos que entraron en en el territorio Egipcio son llamados “hicsos”. Las Dinastías XIII y XIV no existen en las Listas Reales de Abidos y Saqqara pero se admite que a la XIII siguió la XVII; la XV, probablemente de hicsos, es paralela a la XVII; la XIV sería una Dinastía del Delta paralela a una parte de la XIII y la XVI es también paralela a la XVII, siguiendo las informaciones del Papiro de Turín y la Lista de Karnak.

Dinastías del Segundo Periodo Intermedio

Dinastía XIII (Tebas)

SobekHotep I o Ugaf

La capital siguió en Itjitauy, lo mismo que antes y que a extensión del mando efectivo de la Dinastía XIII, continuadora de la XII, comprendía todo Egipto gran parte de Nubia.
Comenzó la Dinastía, al parecer, cor SobekHotep I, Sejemra-Jutavy o Ugaf al que suceden una serie de faraones de nombres desconocidos, a veces efímeros, cuyo número varía según el Papiro de Turín. Estos faraones eran de origen tebano y que trataron de legitimar su ascensión al trono tomando el nombre de faraones anteriores (como Amenemmes, Sesostris o Antef, aunque el más frecuente es Sobek-Hotep o Sebek-Hotep).
A la inestabilidad de la persona de los faraones se oponía en esta Dinastía la estabilidad del cargo de los visires, que solían durar largo tiempo en el gobierno. Sus nombres son conocidos: Khemes. Resseneb. lyeru e Ibia. También se tienen noticias de la presencia en esta época de numerosos asiáticos en el Delta y la creciente importancia del ejército. Poco después de la ascensión al trono de Sobek-Hotep IV se produjo la denominada invasión de los hicsos.

Dinastía XIV (Xois)

Si poco se sabe de la Dinastía XIII mucho menos es lo que se puede decir de la Dinastía XIV, llamada xoita (de Xois, en el Delta), paralela a la Dinastía XIII. Probablemente reinó en el Delta durante sesenta y cinco años y comprende nada menos que setenta y cuatro reyes, de los que no se sabe casi nada, aunque sus nombres figuran también en el Papiro Real de Turín.

Egipto durante las Dinastías XIII y XIV

Un período de más de cien años con continuos cambios de titular de la monarquía, anormalmente frecuentes, con reinados que por lo común no pasaban de dos años, tuvo que suponer alguna nueva situación de la posición real del faraón de turno que indudablemente, sería proclamado para toda la vida, pero que sería depuesto o eliminado o las circunstancias se conjugarían contra él y habría muchos ambiciosos dispuestos a sustituirle. En lo que se refiere a la administración, durante la Dinastía XII había reaparecido el título de alcalde h3tiy, seguido del nombre del nomo antes de que se aplicara al de las ciudades.
En el Imperio Medio se dividió el país en 3 distritos: el del norte, el del sur y el de la Cabeza del Sur, bien conocido por los papiros tebanos.
Las relaciones con Nubia (Kerma) continuaron, a juzgar por los hallazgos de las necrópolis. Lo mismo se puede decir con Siria, Palestina y Biblos, pero después de mediados de la Dinastía XIII decayeron notablemente estas comunicaciones aunque no se conozca de momento la causa.

Dinastía XV (Avaris)

A los reyes hicsos se les agrupa tradicionalmente en dos Dinastías: La XV, denominada «Grandes Hicsos» y la XVI, que recibe el nombre de «Pequeños Hicsos».
Una lista de grandes sacerdotes de Menfis que menciona el nombre del rey durante cada pontificado cita tres nombres hicsos: ‘3kn, -3rk, ipr (Apopis). Los datos que se pueden extraer son una serie de reyes: Salitis, Bnon, Apa-canan, lannas o Stan, Archles o Aseth y Apopis, de los que sólo está atestiguado en los monumentos el último. Este faraón, de la Dinastía que vimos se considera fenicia ha dejado numerosas pruebas de su existencia. La fecha de su reinado, probablemente largo, viene dada por la Estela de Kamose, del que es contemporáneo, ya que contra él lucharon Kamosis/Kamose y Sekenenra Taa. Otro faraón atestiguado abundantemente es Jian, cuyos monumentos se hallan en Baghdad y Bogazkói, además de en Egipto y Palestina. Hamudi aparece como el último rey de la Dinastía XV en el Papiro de Turín.

Mascara funeraria de la region Mirgissa

Dinastía XVI (Egipto Medio)

Esta dinastía la forman nueve reyes que gobernaron durante cuarenta y nueve años. No dominaron el Alto Egipto ni enteramente el sur del país. Fueron unos reyes débiles. Mientras tanto, la monarquía tebana, en el sur, se fortaleció y consiguió expulsarlos completamente el príncipe Ahmosis de Tebas, tras la lucha iniciada por su antecesor Kamose, último rey de la Dinastía XVII tebana.

Dinastía XVII (Tebas)

Durante el dominio hicso en el norte aparecen en Tebas una serie de jefes con titulatura real, conocidos en su mayoría por sus tumbas en la orilla occidental, en la aldea llamada Dra-Abu-en-Nagga. Suele considerársela una Dinastía, aunque se trata simplemente de reyes del mismo tipo que los hicsos de la Dinastía XVI.
El primero conocido es Antef V,sin duda uno de los más importantes de la serie, del que se conoce el Decreto de Coptos que demuestra Que a la sazón reinaban otros señores (hicsos y Dinastía XVI). Luego siguen una serie de reyes hasta Antef VII, Tao/Taa II, Tao/Taa II y Kamose.
Tao/Taa II es conocido por varias fuentes, una de las cuales es una narración de época ramésida de tipo novelesco. La disputa de Apofis y Seqenenra, que relata el enfrentamiento bajo la forma de una especie de justa de adivinanzas entre ambos reyes. El cráneo de su momia, hallada en el escondrijo de Deir el-Bahari, presentaba señales de haber recibido heridas mortales.

Kamose

Kamose y su guerra contra los Hicsos

La figura de Kamose, último rey de la Dinastía XVII, tebana. Se le cita en las estelas de Karnak y en la Tablilla Carnavon número I, donde se narra el comienzo de su guerra contra los hicsos y su lucha contra el rey de este pueblo, Apopi.
Pertenece a la misma familia que sus dos predecesores y de sus sucesores, de modo que lo que llamamos Dinastía XVIII comienza propiamente con los últimos reyes de la XVII. Tao I tuvo una esposa real a Tetisheri, mujer de origen no real y de este matrimonio nació Ahhotep, hermana y esposa de Tao II, que a su vez, probablemente fueron padres de Kamose, Ahmosis y de la esposa de éste, Ahmosis Nefertari. Queda así constituida una verdadera Dinastía y con ellos se ve cómo se generaliza la costumbre de los matrimonios consanguíneos en la familia real, lo cual, según todas las interpretaciones, tenía un significado religioso.
Poco se sabe de la estructura del reino tebano de la Dinastía XVII. La Estela de Kamose especifica que el reino se extendía desde Elefantina hasta Kusae. La frontera norte osciló según las épocas y la administración del reino debió ser una continuación de la del Reino Medio. Y es posible que no faltaran las luchas por el trono típicas de la época.
Durante este período, Nubia quedó fuera del dominio egipcio, por lo menos al final. La retirada de las guarniciones egipcias al comienzo del período propició que Kush fuera ocupada por gentes del sur, pero es curioso que la cultura egipcia siguiera afirmándose en Nubia.

Ahmose

Administración de Egipto durante la época de los Hicsos

La administración de esta época se conoce a través de cuatro documentos: El Papiro de Kahún, el Papiro Bulaq y las Estelas. Se sabe que había una doble administración, en el norte (Bajo Egipto) y en el sur (Alto Egipto), esta última bajo los príncipes tebanos de la Dinastía XVII, que no tuvo, de hecho, independencia efectiva hasta sus tres últimos soberanos. Su territorio tal vez no sobrepasaba al que comprenden los ocho primeros nomos del Alto Egipto, desde Elefantina hasta Abidos, mientras que los otros nomos estaban dirigidos por los sucesores de los faraones de la Dinastía XIII. En la Baja Nubia se formó, al mismo tiempo, el reino independiente de Kush.
La vida intelectual durante la Dinastía XVII fue muy activa, escribiéndose temas que, como las Máximas de Ptah-hotep (en el Papiro Prisse, hallado en el sarcófago de Antef V), se popularizaron en el Reino Nuevo.

Egipto después de los Hicsos

Después de los hicsos se llevó a cabo una reunificación de Egipto con la que se inició el Reino Nuevo, aunque ya nada volvió a ser como antes.
En este momento, mientras que en el Delta continuaba la influencia asiática, a pesar de la caída de la monarquía hicsa, en el sur aumentó la penetración de elementos nubios, que actuarán como mercenarios de los reyes del Reino Nuevo y a la larga terminarán por sustituirlos. Esta época entronca directamente con el llamado Imperio Nuevo.

Imperio Nuevo de Egipto

El Imperio Nuevo comprende las Dinastías XVIII a XX (1570-1070 a.C). Esta etapa fue un momento de esplendor, gracias a la labor de los príncipes tebanos de la Dinastía XVIII para fortalecer el Estado, expulsar a los hicsos, restablecer las relaciones internacionales y reabrir las rutas comerciales, iniciando además una época de conquistas en el exterior.
Se instaló la capital en Tebas, en el sur y se llevó a cabo la restauración de la unidad del Alto y Bajo Egipto, perdida durante parte el Segundo Período Intermedio, ya que como dijimos, Apopis, al menos en el vaso de Almuñecar, se titula rey del Alto y Bajo Egipto. Hubo desde el principio una gran actividad para reorganizar el país, lo que produjo una gran prosperidad, reflejada en la construcción de numerosos monumentos.
Se caracteriza este período por la gran importancia de la mujer y su protagonismo en los problemas sucesorios. Por primera vez, una mujer es nombrada faraón con todos los títulos masculinos: Hatshepsut, y también otra reina, Nefertiti, aparece representada en escenas familiares, en un plano de igualdad, como también la reina Tiyi, con su esposo Amen-Hotep/Amenofis III y madre de Amen-Hotep/Amenoíis IV.
La situación internacional en estos momentos consistía en el protectorado egipcio sobre las ciudades cananeas. En Asiria reinaban los últimos reyes del Imperio Antiguo y los del Imperio Medio y se produce el dominio casita en Babilonia, conincidente asimismo con el apogeo y caida de los reinos micénicos en Grecia, el Éxodo de israel y la llamada invasión de los Pueblos del Mar, sólo existente en las fuentes egipcias.

Mapa del Imperio Nuevo de Egipto

Dinastías del Imperio Nuevo

Dinastía XVIII.

Suele dividirse el estudio de esta Dinastía en tres etapas que comprenden en primer lugar los primeros reyes: Desde la liberación a Amenofis IV, en segundo lugar la época de Amen-Hotep/Amenofis IV y la etapa de el-Amarna para finalizar con los últimos reyes.

LOS PRIMEROS REYES

Comenzó la Dinastía XVIII sin cambio con relación a la anterior, pues el primer faraón, Amosis, o Ahmosis, era hermano de Kamose, el último faraón de la Dinastía XVII, hijos ambos de Sekenenra Taa II y la reina Ahhotep I.

La guerra de liberación

como en tiempos de Mentuhotep, la reunificación de Egipto partió del sur. El relato de la campaña de Kamose contra estos invasores describe una gran batalla cuyo lugar no se puede localizar y termina con un regreso triunfal a Tebas. La expulsión definitiva fue obra de su hermano Ahmosis I Nebpehtira (1570-1546), primer rey de la Dinastía XVIII. Ahmosis emprendió una ofensiva que conocemos por un relato de un oficial, llamado Ahmosis como el rey, hijo de Abana, quien participó en la I toma de Avaris, la capital del reino hicso.
El avance egipcio, que se llevó a cabo con numerosas vicisitudes, llegó hasta Sharuhem (sur de Palestina).
Ame-hotep I Dyeserkara (Amenofis o Amenotes) (1551-1524) no realizó grandes hechos de política exterior sino que se dedicó a la reorganización del país, el cual, agradecido, instituyó en su honor un festival que acabó dando nombre a un mes del calendario egipcio, el mes de phamenoth. Él y su madre Ahmosis-Nefertari tuvieron un templo común en la ribera occidental de Tebas.
Tanto Ahmosis I como su sucesor, Amen-Hotep I, al que asoció al trono durante su reinado, embellecieron el país con sus construcciones de templos y otros edificios, sobre todo en Abidos y Karnak (templo del dios Amón, con lo que afirman la importancia de este dios local) iniciando la reorganización de la administración.

Templo de Karnak
Los Thutmósidas

La época de reinado de los faraones de esta familia puede distribuirse en varios períodos: Antes de Hatshepsut. el reinado de Hatshepsut y después de esta reina.

Antes de Hatshepsut

Los egipcios consideraron siempre que la reorganización llevada a cabo por Ahmosis y su expulsión de los asiáticos de la zona del Delta iniciaba una nueva era y por ello se le consideró el iniciador de una dinastía XVIII, aunque los dos primeros reyes eran sucesores directos, sin ruptura aparente, de los príncipes tebanos de la Dinastía XVII. Cuando realmente asciende al trono una nueva familia es con Thutmosis I Ajeperkara (1524-1518), el primer gran conquistador entre los faraones egipcios, llegando en sus conquistas hasta el río Eufrates, con el que, en realidad, debería comenzar la Dinastía XVIII.
Tan pronto subió al trono, Thutmosis I emitió un decreto que, entre a otras personalidades, fue enviado al gobernador de los países del sur llamado Thure, en el cual le anunciaba el comienzo de su reinado y le notificaba la titulatura exacta de su magistratura:
De esta manera quedaba fijada la forma de denominar al faraón para el resto de la historia egipcia. Este decreto está fechado el día de la fiesta de la coronación, el año primero, en el tercer mes de la segunda estación, día 21.
En una estela grabada en las rocas de la isla de Tombos, en la tercera catarata, se lee que Thutmosis I, en el segundo año de su reinado, llevó a cabo una campaña en Nubia con brillantes resultados militares y construyó una fortaleza en Tombos. Volvió a Nubia el año tercero. Con estas campañas se produjo la ruina de lo que se supone fue el reino indígena de Kerma. Pacificada Nubia, Thutmosis I se dirigió a Palestina y llegó hasta el Eufrates, cazó elefantes y erigió una estela. Parece que fue este faraón el que abandonó la idea de enterrarse en una pirámide e inició la costumbre de que el rey fuera inhumado en un hipogeo excavado en las laderas de las colinas desérticas de la orilla izquierda del río Nilo, frente a Tebas. Este tipo de enterramiento continuará durante todo el Imperio Nuevo. El conjunto de tumbas está situado en lo que se denomina Valle de los Reyes.
Su labor organizadora del reino continuó la de sus antecesores, haciendo resaltar el papel de la ciudad de Menfis. Murió a los tres años y algunos meses de reinado. Le sucedió su hijo, Thutmosis II Ajeperenka (1518-1504).

Hatshepsut-Maat-ka-Ra

Hatshepsut

Thutmosis II tomó por esposa principal a Hatshepsut, su hermanastra, hija primogénita de Thumosis I, con lo que se constituyó en el heredero directo de este rey, legitimado su ascensión al trono a través de la sangre real de su esposa. A la muerte de Thutmosis II, esta reina relegó al joven Tutmosis III a la sombra, a los dos años de correinado o regencia y gobernó como rey durante veintidós años.
Hatshepsut Makara (1498-1483) tomó, al gobernar, toda la titulatura real de los faraones con los nombres:
Horus femenina Uosretkau, Rey del Alto y Bajo Egipto, Makare o Maatka-Ra, Verdad es el alma de Ra y Jnemetamón Hatshepsut. La que abraza a Amón, la principal entre las mujeres nobles, siendo la verdadera gobernante del país, apoyándose para reinar en un conjunto de funcionarios fieles a los que confió los más altos puestos del Estado. La reina se vistió como un hombre y suprimió en sus nombres y títulos las desinencias femeninas, adoptando el protocolo completo de los reyes de Egipto con excepción del tradicional epíteto de toro poderoso. Su reinado parece que interrumpió la política de conquistas de sus tres directos antecesores, conformándose con hacer explotar las canteras y organizar expediciones comerciales, la más célebre, inmortalizada en los magníficos relieves del templo de la reina en Deir el-Bahari, es la organizada al País del Punt, donde aparece representada la reina de este lejano país.
Secundada por su favorito, Senemut, construyó muchos templos, entre ellos su templo funerario de Deir el-Bahari, célebre por la originalidad de su planta y por la belleza de su decoración. Lo más conocido de este templo de Deir el-Bahari es el relieve de la expedición al Punt, ese lugar que ha dejado una literatura tan abundante desde el Imperio Antiguo.

Hatshepsut relegó al joven rey Thutmosis III Menjeperra (1504- 1450) a la sombra, y reinó en solitario. Hay que decir que durante toda la historia de Egipto, las mujeres tuvieron un papel muy destacado, pero esta importancia se ve con especial claridad a comienzos del Imperio Nuevo, ya se ha hablado de lahotep, pero hay muchas más que tienen una servidumbre numerosa e intervienen en asuntos de Estado y de otras mujeres que reinaron como reyes. Se cree que Thutmosis, en estos años oscuros, se dedicó a asuntos militares en Menfis.
Hatsepsut, con el nombre real de Maat-ka-Ra Verdad es el alma de Ra, tuvo un reinado Pacífico en el exterior y en el interior se dedicó a las tareas organizativas y administrativas.

Thutmosis III

No se sabe cómo terminó el reinado de Maat-ka-Ra Hatshepsut. Se cree que había perecido en una sublevación de los partidarios de Thutmosis. Se basaba esta hipótesis en la consideración de los monumentos destruidos de forma violenta, tanto los de la reina como los de su favorito Senemut.
Thutmosis III, cuando Hatshetsut desapareció de la escena pública, en el año 22, según la Estela de Erment, que contenía una especie de resumen de su reinado, pudo por fin asumir su papel de rey y lo hizo tan bien y de tal forma durante esta etapa, que duró treinta años y cambió el curso de la historia de Egipto, llevando su país a cimas de poder y extensión jamás sobrepasadas por ningún otro faraón, dividiéndose esta etapa en dos partes: los veintiún primeros años dedicados a las conquistas y campañas en Asia sobre todo y sus últimos doce años, más tranquilos.
Al comenzar su reinado, la situación en Asia era grave, pues los mitannios habían formado una gran coalición aprovechando la a veces cuestionada pasividad del reinado de Hatshepsut. El faraón organizó unas diecisiete expediciones a Asia, relatadas de forma completamente objetiva sobre las paredes del corredor que rodea la parte más interior y sagrada del templo de Amón en Karnak, el Santuario de la Barca, en el muro que, por estos grabados, recibe el nombre de Muro de los Anales.
El objetivo del rey era el Éufrates. Quería abatir el poder de los mitannios y aunque la primera coalición contra Egipto fue organizada por el príncipe de Kadesh, todas las campañas del faraón pueden reducirse a un duelo Mitanni-Egipto que ganó este último país.
Al terminar las campañas, algunas de ellas ante la fortaleza de Kadesh, en el río Orontes, en Siria, la reputación, poder y riquezas del rey egipcio eran considerables: sus provincias de Asia le mandaban tributos regularmente y los grandes Estados vecinos como Babilonia, Assur y el vencido Mitanni le enviaban frecuentes regalos buscando su amistad. También mantuvo buenas relaciones con las islas del Egeo produciéndose en 1464 un Primer Equilibrio Internacional.

Este es el momento en que se puede hablar de imperio egipcio puesto que bajo el dominio de la monarquía tebana se encuentran pueblos de distintas lenguas, razas y culturas. De norte a sur, el país comprendía 3.200 km. Los pueblos que en él se incluían eran de muy distinto nivel cultural y asimismo diferían en organización social y política. Egipto explotará y saqueará todo este inmenso territorio logrando una mayor riqueza del Estado, que se refleja en el propio territorio egipcio por la enorme actividad constructiva de los faraones del Imperio Nuevo, especialmente en Tebas.
El templo de Amón en Karnak recibió una gran parte de los botines de guerra y los tributos que pagaban los súbditos exteriores del faraón. Un buen ejemplo de ello es la sala hipóstila, en cuyos relieves se reflejan largas procesiones de portadores de tributos.
En el sur, la dominación egipcia se extendía en época de Thutmosis III más allá de la cuarta catarata. Y sus sucesores se limitaron a conservar su obra.

Thutmosis III
Los sucesores de Thutmosis III

Amen-hotep/Amenofis II Hekaon, Ajeprura (1453-1419), asociado al trono por su padre un año antes de morir, continuó su política y abatió a los príncipes sirios sublevados nuevamente. De su reinado es la primera mención de los apiru (tal vez los israelitas).
De su sucesor, Thutmosis IV Menjeprura (1419-1386), sólo se conoce una campaña asiática.
Amen-Hotep/Amenofis III Hekauise Nebmara (1386-1349), su sucesor, continuó la política de buenas relaciones con los asiáticos, casándose también con princesas mitannias.
Éste fue el período más brillante de la historia de Egipto. Asegurada la paz por las campañas anteriores, el país gozaba de una prosperidad que se manifestaba en el lujo de la corte, en las obras arquitectónicas y sobre todo en las tumbas reales, y en las de funcionarios. En los restos del palacio de Tebas, llamado por los árabes Malqatá, hay noticias de una campaña en Nubia en el año séptimo, que no debió pasar de una demostración de fuerza, cuyo resultado fue la esclavización de 1.052 nubios. Sus relaciones exteriores con los príncipes del Próximo Oriente pueden seguirse por la correspondencia de El-Amarna, en lengua acadia, lengua diplomática de la época que se utilizaba desde Capadocia hasta el Golfo Pérsico y desde Ligarit hasta las fronteras de los Zagros,es decir, todo el mundo civilizado de la época, salvo Egipto, para la correspondencia internacional.
Una faceta de gran importancia de este reinado es la evolución de la sensibilidad tanto social como religiosa, que en cierto modo preparará el camino para los sucesos del reinado siguiente. Amenofis tuvo como esposa real a Tiy o Tiye, que le dio seis hijos a Amenofis III, quizá un Thumosis que murió sin reinar y además el futuro Amenofis IV y cuatro hijas, dos de las cuales llevaron también el título de reinas: Satamón e Isis.
En el orden ideológico-religioso interesa destacar el papel que va adquiriendo el dios Atón, hasta ahora poco conocido. Se aprecia este hecho en dos himnos al dios Sol de los hermanos Suti y Hor, que vivieron en el reinado de Amenofis III.
De sus espléndidas construcciones se conservan las ruinas del templo funerario de la orilla occidental, del que actualmente sólo quedan en pie dos colosos del rey, llamados colosos de Memnón,
Construyó asimismo uno de los monumentos más bellos del arte universal: el templo de Luxor, en Tebas, como Harén meridional de Amón, que venía en barca desde el templo de Karnak en la Fiesta Sed para llevar a cabo su unión o hierogamia con su esposa, la diosa Amonet.

Amenofis III

Amen-Hotep/Amenofis IV

La última parte de la Dinastía XVIII ofrece para el historiador el interés de una época en crisis, más ideológica que institucional, que supone un corte total y único en la historia de Egipto.
Amen-Hotep/Amenofis IV NEFERJEPRURA (1350-1334), sucesor de Amen-Hotep III. es conocido principalmente por el cambio religioso que llevó a cabo en el año 2 de su reinado, sustituyendo la primacía del culto del dios Amón por la del Atón o disco solar, aunque a comienzos de su reinado aún se hace representar haciendo una ofrenda al dios Amón.
Amen-Hotep IV tomó como nombre real Nefer-jeperu-Ra-wa-en-Ra bello de formas es Ra, el único de Ra, con lo cual se afirma ante todo la individualidad de su vinculación al dios Sol. Es posible que se educara en Hermonthis, llamada la Heliópolis del Alto Egipto con sacerdotes heliopolitanos que consideraban al culto de Amón como algo desprovisto de verdadero contenido religioso, contenido y valor espiritual que sí tenía, sin embargo, el antiguo culto al dios Sol, tan extendido durante la Dinastía V.

El Cisma de El-Amarna

El dios Atón (el Atón o disco solar) era una divinidad que estaba presente en todas las cosas, que no tenía necesidad de ser representado por medio de estatuas. Se le figuraba por el disco solar cuyos rayos terminaban en manos que sujetan el signo Ankh, vida. Sus santuarios no eran oscuros y reservados como los de Amón sino abiertos, para que el dios en persona los visitase y el Disco bañase con sus rayos a sus fieles y a toda la tierra y lo que en ella hay, mientras que el faraón no era sólo su Sumo Sacerdote, sino también, su profeta, el que habla con el dios y transmite sus enseñanzas.
Uno de los Dioses perseguidos por Akhenatón fue Hapy, el dios Nilo, también fue contra el culto de Osiris.

Consecuencias DEL CISMA DE EL-AMARNA

La sustitución del Gran Sacerdote de Amón por el de Atón causó una revolución religiosa, política (por el gran poder político y económico que perdieron los sacerdotes del dios Amón) y social (se produjeron desórdenes y asesinatos de fieles de Amón por los del Atón y viceversa). Se produce también la primacía del culto en el cielo al sol (Ra) visible por su Disco (Atón) del cual emana la luz y todo bien, aunque no se dejó de adorar a los dioses locales o a la misma Wadjet, la diosa cobra que se yergue en la parte inferior del disco solar en sus representaciones amarnienses.
En el año 4 de su reinado se abandonó la antigua capital, Tebas, y se construyó a partir del año 5 otra más al norte, en el hoy pequeño poblado de el-Amarna, en un lugar revelado por el mismo Atón a la que llamó Aket-Atón (Horizonte del Disco).
Amenofis IV transformó su nombre de Horus, Toro poderoso de las grandes plumas, que lo vinculaba a Tebas, en toro poderoso amado de Atón. Su nombre de Nebty A la gran realeza en Karnak se convierte en A la gran realeza en el Horizonte del Disco. Su nombre de Horus de Oro, Quien eleva las coronas en la He-liópolis del sur en Quien eleva el nombre de Atón. Conservó su nombre de coronación y cambió Amenofis en Anj-en-Atón o Akhenatón:
Agradable a Atón, una simple transformación de Amón en Atón.
Akhenatón construyó a su dios un templo en Tebas, cerca del templo de Amón. En él se colocaron estatuas en las que se evidenciaba un estilo expresionista.

Amenofis IV
Posibles fallos del Cisma amarniense

Lo primero porque veía abandonados por orden real sus antiguos y múltiples dioses, a los que durante milenios había acudido en busca de ayuda y consuelo.
A la vida cotidiana debió afectar también en grado sumo el traslado de la capital de Tebas a El Amarna, con el consiguiente desplazamiento económico del país hacia el norte.
El clero de los templos de Karnak y Luxor, el templo de Amen-Hotep III, etc., que aunque mantuvieron sus posesiones se vieron oficialmente perseguidos y apartados del favor real.
Como consecuencia de todas estas cosas, es posible entender por qué no debió de ser admitida nunca por la generalidad del pueblo egipcio y no debió extenderse mucho, aunque en Nubia se fundara la ciudad de Gematón.
Esta circunstancia político-religiosa se conoce como Cisma Amarniense, por el nombre de la nueva capital.
El-Amarna es una de las pocas ciudades medianamente conocidas del Egipto antiguo. Se construyeron algunos edificios como el palacio del norte, el gran templo de Atón, instalaciones oficiales, un segundo palacio de ceremonias, residencias de funcionarios del gobierno, necrópolis de cortesanos y la tumba real con su correspondiente aldea de obreros que trabajaban en ella, como era costumbre en las obras faraónicas. La tumba real se ubicó en el Wadi que desemboca en la gran hoya de el-Amarna.
Por estos años se desató la cólera del rey con violencia incontenida contra Amón y todo lo que éste significaba, como sucedió años más tarde con su dios. Se martilló el nombre divino en los monumentos, incluso los más venerables, como
la segunda estela de Kamose.
La tradición histórica no le consideró rey legítimo, como puede verse por la Lista Real del templo de Abidos. Sin embargo, la huella amárnica se conservará durante toda la época ramésida y en cierto modo la religión egipcia posterior se verá afectada por el espíritu de la fe atoniana. que. a pesar de todas las exageraciones, puso al faraón y a los dioses más cerca de los hombres.

LOS SUCESORES DE Amen-Hotep IV

El fin del Cisma amarniense comprende el reinado de una serie de reyes: Tutankha-mon, casado con la princesa Ankesenamón, hija de Akhenatón y Nefertiti, reina-faraón al morir su marido, hasta su matrimonio con Ay, Smenkara padre posiblemente de la reina Nefertiti y tras el reinado de AY con Mutnedjemet (hermana de Nefertiti), reinó Horemheb, casado con Mutnedjemet, que reinó sola a la muerte de su anterior marido (tal vez su padre Ay), por lo que en esta época hubo varias reinas-faraón, que tampoco figuran en las listas reales.

Dinastía XIX

Comienza esta Dinastía con Ramesés/Ramsés I, Menpehtire (1293-1291), soberano procedente de Tanis (Delta), tal vez de una familia de advenedizos (asiáticos o de procedencia asiática), de la que se conoce a un oficial, el primer Setos/Sethi, ocupando Ramsés ya un lugar en la corte de su predecesor como Visir. El reinado de Ramsés I fue apacible. La obra de su antecesor, Horemheb, dio sus frutos en su lucha contra los hititas y su buena administración se hizo notar en los años posteriores, consiguiendo reorganizar el Reino. Como no tuvo ningún heredero varón, transmitió el poder a otro militar, Setos/Sethi I Menmare (1291-1278), que fue un monarca guerrero que realizó campañas en Palestina y Fenicia y llevó a cabo una nueva batalla en Kadesh contra los hititas (recordemos que también allí había luchado Thutmosis III y lucharía Ramesés II).

Ramesés/Ramsés II

Su hijo y sucesor, Ramesés II, Usimara (1279-1212) es tal vez, el faraón más conocido del Imperio Nuevo y, posiblemente, de toda la historia de Egipto. En su política exterior se subrayan los hechos siguientes:

Enfrentamiento Egipcio-Hitita

Reinando en Hatti el rey Muwatalli, hijo y sucesor de Mursil II, su hermano Hattusil fue nombrado gobernador del Alto País y general en jefe de todo el ejército hitita. Mientras tanto, los gasga invadieron todo el norte del país de Hatti, llegando a Hattusas, su capital.
A instancias de Mitanni y Egipto, se unieron los estados rivales de Hatti a los de Siria del norte para luchar contra los hititas. El rey de Ugarit se negó a participar en esta alianza.
En Egipto, las luchas internas y el debilitamiento de la Dinastía XVIII (cisma de el-Amarna) habían permitido la consolidación del poder hitita en Siria y la entrada en Egipto, por el este, de elementos nómadas y seminómadas. Ya en el reinado de Amen-Hotep/Amenofis III, los hititas, habían tratado de unificar Anatolia y a continuación, Siria, donde se enfrentaron con Mitanni, aliada del faraón, a la que vencieron, pero tratando de no enfrentarse con Egipto, pues ya durante la Dinastía XVIII, los hititas pagaban tributo a este país. Pero el pacifismo fue la tónica general del reinado de Amen-Hotep /Amenofis IV, permitiendo a Hatti fortalecerse.

Estatua de Ramses en Menfis

Más adelante, la viuda de Akhenatón (Nefertiti) o su hija Meritatón, viuda de Tutankamón, mantendrá correspondencia con Subiluliuma, pidiéndole un príncipe hitita para contraer matrimonio con él, lo que no llegó a realizarse porque tal vez el príncipe fue asesinado antes de llegar a Egipto.
Con los reyes hititas Arnuwanda, Mursil II y Muwatalli se reanudó el enfrentamiento egipcio-hitita.
Al subir al trono de Egipto el faraón Horemheb, tuvo que enviar un ejército a Kadesh, en el momento en que el hitita Mursil II se enfrentaba a la última resistencia de Mitanni.
Al comenzar la Dinastía XIX, con Ramsés I, se iniciaron los enfrentamientos de Egipto con el rey hitita Muwatalli.
Después, hacia el año 1309, el faraón Sethi I tomó la fortaleza de Kadesh que los hititas recuperaron poco después. Tras él, sus sucesores continuaron la misma política de enfrentamiento y aunque Sethi I y Muwatalli habían mantenido buenas relaciones, es posible que los hititas alentaran a los Pueblos del Mar contra Egipto y la lucha se hizo inevitable, de nuevo, entre egipcios e hititas.
En la nueva batalla de Kadesh (1295) tuvo lugar el más importante enfrentamiento egipcio-hitita. Lucharon Ramsés II y Muwatalli, en la primavera del quinto año del reinado de Ramsés II, finalizando con la derrota egipcia.
Hacia 1287 murió Muwatalli, sucediéndole su hijo Urhi-Teshub (Mursil III), bajo la tutela de su tío Hattusil. Y en este momento, los hititas retrocedieron ante el empuje conjunto de Ramsés II y Adad-Nirari de Asiria.
Hattusil III subió al trono de Hatti (sucediendo a su sobrino) en circunstancias desconocidas. Necesitaba la paz y aunque los asirios la aceptaron mal, encontró apoyo en Egipto y Babilonia.
En 1278 se produjo el Segundo Equilibrio Internacional, con la paz concertada entre Ramsés II y Hattusil III, teniendo lugar dos hechos que la refrendan:
a) Tratado de Kadesh, entre Ramsés II y Hattusil III.

b) La boda, en 1265 entre Ramsés II y una princesa hitita, hija de Hattusil III.

Otros hechos que caracterizaron el reinado de Ramsés II

Otros hechos que tuvieron lugar durante esta época fueron las grandes realizaciones arquitectónicas (en Abidos, Tebas y Abu-Simbel), donde destacan los templos dedicados a él mismo y el templo pequeño de Abu Simbel a su esposa, la reina Nefertari, de la que se conserva también su bellísima tumba en el Valle de las Reinas. Asimismo. se produjo en este momento la decadencia hitita por una parte y el propio declive egipcio tras la muerte de Ramsés II.

Templo de Abu Simbel

ÚLTIMOS FARAONES de la Dinastía XIX

Después de la muerte de Ramsés II comenzaron a advertirse los primeros síntomas de una nueva decadencia en el país, tales como la negligencia en la administración del Estado y las amenazas del exterior (sobre todo de Libia y Canaán).
Con Mineptah Baenra-merinetyeru (1212-1202), su sucesor, tuvieron lugar la sublevación y derrota de Canaán.
Los sucesores de Mineptah: Amenmes/Amenmeses, Mineptah-Siptah, Sheti/Shetos II, Ramsés-Siptah, últimos faraones de la Dinastía XIX y la reina Tausert Sitre-meriamun (1187-1185), otra reina-faraón, madrastra de Siptah, con todos los títulos de faraón como Hatshepsut unos 300 años antes, caracterizan una época de continuada decadencia y anarquía.

Dinastía XX

La Dinastía XX comenzó con Setnakt Usijaure Setpenre (1185-1182), faraón del que se desconoce su origen. Este rey acabó con la anarquía del país y logró expulsar a los invasores extranjeros. Su sucesor, Ramsés III Usimare Meriamun (1182-1151), fue el último gran rey del Imperio Nuevo. Con él, el país hizo un alto en su decadencia, gracias a las reformas administrativas y sociales que llevó a cabo.
Fue un monarca emprendedor de nuevas construcciones, como el templo de Medinet-Ha-bu. También, gracias a su labor, Tebas volvió a ser una gran ciudad.
Debido a su buena administración, recuperó los tributos de Nubia y de Asiria. Con éstos, y la preparación del ejército que antes de él estaba debilitado y sin efectivos, pudo hacer frente a las revueltas de los pueblos del este y el oeste del Delta.
A la muerte de Ramsés III, Egipto cayó en franca decadencia (el propio fallecimiento del Faraón se produjo a causa de una intriga palaciega). A partir de este momento, las crisis políticas se sucedieron, debido a distintas causas, tales como las influencias e intromisiones extranjeras en la política egipcia, el creciente poder de los sacerdotes de Amón y el déficit económico, a lo que habría que añadir la progresiva presencia de asiáticos en la corte.
Así, los años posteriores al reinado de Ramsés III (le sucedieron ocho soberanos del mismo nombre), constituyen un período de crisis dinástica que desembocó en la toma del poder por Amehotep, Sumo Sacerdote de Amón, después por Panehesí y luego por Herihor (1080-1074), que fundó la Dinastía XXI, de Reyes-Sacerdotes, ya del Tercer Período Intermedio.
Mientras, en el Delta, Smedes (1069-1043) creó otro reino. Con ellos y con un país nuevamente dividido comienza el llamado Tercer Período Intermedio.

Tercer Periodo Intermedio de Egipto

Tras la brillante etapa del Imperio Nuevo se produjo, una vez más, un período de debilidad e inestabilidad política, conocido por el nombre de Tercer Período Intermedio, en el que gobiernan numerosas Dinastías.

Panorama internacional

En estos momentos se asiste a la formación del Imperio Medio Asirio, momento que coincide aproximadamente con la primera colonización griega a Asia Menor. Ya en la época de la III Dinastía tuvo lugar la fundación de Cartago (año 814). Se conocen, ya en el I Milenio, los herederos de Hatti: Frigia y reino maionio y los Principados Neohititas y Arameos. Será éste también el momento de la expansión fenicia por el Mediterráneo.

Mapa del Tercer Periodo Intermedio

Dinastías del Tercer Periodo Intermedio

Dinastía XXI (1080-945)

En el Alto Egipto y Nubia se formó en esta época el Estado Divino de Amón. Este dios había reemplazado a Osiris en su papel de juez de los muertos. Aunque la religión seguía siendo panteísta, el culto a los demás dioses continuó para mayor honra y gloria de Amón.
En este período había en Egipto dos reinos: uno en Tebas (Sumos Sacerdotes, Dinastía XXI), al sur y otro en Tanis, en el norte.
a) En Tebas gobernó Herihor (1080-1074), que reinó pocos años, ya que llegó al trono en edad avanzada. Su autoridad de rey-pontífice era reconocida sólo en la Tebaida y él se consideró siempre vasallo, aunque independiente, del soberano de Tanis, de la Dinastía XXII, Smendes I (1069-1043) (Dinastía XXI, 1069-945).
Le sucedió también en Tebas, su hijo Piankhi (1074-1070), que no se atribuyó la titulatura real, con lo que Egipto volvió a estar unido, al menos exteriormente, bajo el poder de Smendes I (1069-1043) que gobernaba en Tanis. Con él se produjeron grandes cambios en esta capital (antes Avaris) y se abandonó el antiguo culto al dios Seth, siendo reemplazado por la triada tebana Amón-Mut-Khonsu.
b) En Tanis, Psusenes I (1039-991) mantenía buenas relaciones con el Sumo Sacerdote de Tebas, pero sin abandonar sus derechos a gobernar Egipto entero.
c) En Tebas gobierna más tarde Pinedjem I (1070-1032), hijo de Piánkhi, que se casó con una hija de Psusennes, rey de Tanis, lo que le aportó auténticos derechos a la corona. Sumo Sacerdote de Amón, alcalde de Tebas, Visir y jefe del Ejército, fue un gran personaje aún antes de acceder al trono. Le sucedió en el gobierno de Tebas su hijo Mahasarte (1054-1046), que murió pronto, produciéndose en esta ciudad grandes disturbios, tal vez buscando los tebanos una independencia efectiva. Le sucedió su hermano Menkeperra (1045-992), también Gran Sacerdote de Amón e hijo de Pinedjem, al que posteriormente suceden sus hijos Smendes II (992-990) y Pinedjem II (990-969). El último de estos Sumos Sacerdotes casi independientes fue Psusenes III (969-945), homónimo del rey de Tanis.
d) En Tanis, se sucedieron en el gobierno Amenofthis o Amenemope III (993-984) y luego Osorcón El viejo (984-978) y Siamon (978-959) y tras ellos reinó Pseusenes II (959-945), último rey de la Dinastía XXI.
Durante el pontificado de Pinedjem II en Tebas comenzó a destacar una familia libia del Heracleópolis, cuyo jefe, Sesonq o Senonquis, sería luego el primer faraón de la Dinastía XXII. produciéndose el cambio de Dinastía sin que tengamos noticia de cómo se realiz

Dinastía XXII (945-712)

Sesonquis/Sesonq I (945-924) era libio, posiblemente de origen bereber. Estos bereberes, ya rechazados varias veces por Ramsés III, eran esencialmente guerreros, mercenarios de los faraones egipcios anteriores, que les dieron tierras como pago, creando así, en Egipto, colonias que tenían un jefe al frente.
Sheshonq no fue bien recibido en Tebas y parte del clero de esta ciudad emigró a la Alta Nubia, a Napata (posible origen de la Dinastía XXV de reyes etíopes, sacerdotes de Amón).
En el exterior, Palestina era en estos momentos poderoso, gracias al rey David, cuyo hijo, Salomón, se casó con una princesa egipcia. En esta época, Jeroboam emigró a Egipto, huyendo de Salomón, y a la muerte de este rey, fundó el reino de Israel con las tribus israelitas mientras que Roboam, con las de Judá y Benjamín, fundó el reino de Judá (hacia 935 a. C.). Cinco años más tarde, Sheshonq tomó Jerusalén y Egipto vivió casi dos siglos del gran botín que trajo de Palestina. Continuó en buenas relaciones con Fenicia y el prestigio de Egipto en Asia se mantuvo.
En cuanto a su política interior, este rey reinició las obras arquitectónicas y rehizo los templos.
Los sucesores de Sheshonq I, Osorcón I, Sesonquis II, Tacelotis I. etc. son muy mal conocidos. Vivieron esencialmente en el Delta. En Bubastis y Tanis se encuentran los monumentos que les citan. En esta época, los sacerdotes de Tebas volvieron a hacerse fuertes, usurpando la titulatura real, de lo que se deduce que la autoridad de Sheshonq I no debió ser muy fuerte.
La población estaba dividida en clases profesionales: Estas eran de sacerdotes, artesanos, pastores, monteros, labradores y guerreros. Según Diodoro, era absolutamente imposible pasar de una clase a otra. La clase militar tenía totalmente prohibido ejercer cualquier otra profesión. Se dividían en:
a) Calasirios: Unos 250.000 hombres que se encontraban principalmente en los nomos del Centro y este del Delta.

b) Hermotibios: Unos 160.000 hombres que se encontraban principalmente en el oeste del Delta.

Dinastía XXIII (817-730)

Al final de esta Dinastía XXII hubo un desmembramiento feudal y la Dinastía XXIII (817-730) es paralela a la XXII, dejando algunas huellas, sobre todo, en el Alto Egipto, en Karnak. En esta época se inaugura la serie de Esposos divinas de Amón, princesas de la casa real, nombradas Esposas de Amón por los faraones para controlar las riquezas del dios. La primera fue Sepenupel, hija de Osorkón III. Ellas serán las dueñas de Tebas durante más de dos siglos. El último rey de esta dinastía fue Osorkón IV, destronado por Tefnakht, primer rey de la Dinastía XXIV, de Sais.

Baja Época de Egipto

En la Baja Época comprende el gobierno de las Dinastías XXIV a XXX (730-330). El Reino Egipcio comenzó a decaer al final de las Dinastías de los Ramésidas, el periodo que se inicia entonces se conoce como Baja Época.
No sólo el poder real era más débil, sino que hubo invasores del sur y del oeste. Las posibilidades económicas eran precarias y no favorecían el desarrollo del arte y la cultura del país.
Las tumbas de los soberanos de las Dinastías XXI y XXII, descubiertas por Montet, fueron construidas en el patio de los templos. Son muy modestas, realizadas en bloques de piedras de forma simple y mediocre decoración. En los sarcófagos domina la plata, no el oro.

Dinastías de la Baja Epoca de Egipto

Dinastía XXIV (727-715)

El faraón Tefnakht (730-720) destronó al último faraón legítimo de la Dinastía XXIII, Shesonquis o Sesonq IV, aprovechándose de la debilidad de los reyes de las dos Dinastías anteriores. En la misma época, Piankhi de Nubia (747-716, Dinastía XXV) invadió Egipto, intentando hacerse con el poder, lo que dio lugar al enfrentamiento entre ambos.
Bocchoris/Bekenrinef (720-715) fue el sucesor de Tefnakht. Este rey era un gran legislador que suprimió la esclavitud por deudas cien años antes que Solón en Grecia.
Por esta época, Egipto entró nuevamente en la órbita mediterránea a través de sus relaciones con Mileto, ciudad de la costa de Jonia, en Asia Menor. Intereses económicos determinaron en Lidia y Egipto una evolución parecida, cuyo mejor paralelo veremos en tiempos de Psamético y Giges de Lidia. Los elementos feudales egipcios también buscaron en Asiria la ayuda contra el poder centralizador de la monarquía.

Sarcofago de Khonsu Tefnakht

Dinastía XXV (747-656)

Parte del clero de Amón que emigró a Napata, ciudad del Sudán, al no aceptar a Sheshonq I (como se vio al referirse a la Dinastía XXII) fundó allí un reino democrático, con el dominio absoluto del dios Amón. Su primer faraón fue Pianki/Pianji/Peye (747-716).
Este rey unificó todo Egipto, enfrentándose con Tefnakt, faraón de la Dinastía XXIV que a su vez, había unido al Bajo y Medio Egipto, aunque cometió el error de no destituir a los príncipes locales a los que había vencido. Del final del reinado de Pianki casi no se sabe nada.
De Shabaka, (716-702), su sucesor, no se sabe qué lazos le unían con Piánkhi. Residió en Tebas, reinando sobre todo Egipto. Renovó las construcciones y el trabajo en las canteras de Wadi Hammamat. Su política con Asiria fue de prudencia, enviando presentes a Sargón II.
Su sucesor, Sabataka, (702-690) fue salvado de la invasión del asirio Senaquerib por la peste que diezmó al ejército invasor, que no intervino más ni en Egipto ni en Palestina y murió asesinado al poco tiempo por miembros de su propia familia.
Taharqa (690-664) hizo asesinar a su antecesor. Reorganizó la administración y llevó a cabo numerosas construcciones (columnata del templo de Amón en Karnak, Medinet Habu, Edfú, etc.), y sobre todo, embelleció la ciudad de Tanis, donde le gustó residir. Le sucedió Tanutamón (664-656).
Los reyes de Napata (Dinastía XXV), tienen tumbas, encontradas en Djebel Barkal que son sólo modestas pirámides en piedra, muy esbeltas.

Santuario de Taharqa

Dominación Asiría

En Asiria reinaba en esta época Asarhadón, hijo de Senaquerib, Taharqa fomentó la revuelta contra él de las ciudades fenicias de Sidón y Tiro. Asarhaddón sitió Tiro y al no poder tomarla, siguió hacia Egipto, tomando Menfis, donde se apoderó del harén y los hijos del faraón quien se refugió en Tebas mientras Asarhaddón se proclamó rey del Alto y Bajo Egipto. Tras un intervalo de tiempo, el rey asirio abandonó Egipto, Taharqa se rehizo y tomó nuevamente el poder. Asarhaddón intentó volver a Egipto y murió en su intento, pero su hijo Ashurbanipal reconquistó este país. Una revuelta de Nekao, príncipe de Sais, fue aplastada por los asirios y éste enviado a Nínive como rehén y tratado con magnanimidad, siendo su hijo Psammético nombrado príncipe de Alhribis. Años más tarde, se rebeló contra la invasión asiria y comenzó una nueva Dinastía: La que hace el número XXVI (663-525), afincada en Sais.

Dinastía XXVI (664-525)

Con Psammético (664-610), príncipe de Sais, empieza la XXVI Dinastía y un nuevo florecimiento de la historia y del arte egipcio, hasta Psammético III (526-525).
En esta época, el arte conoció una nueva corriente de clasicismo y se esforzó por imitar las grandes obras de la XVIII Dinastía. Por ello se le llama arte saíta clásico o neoclasicismo saíta.
En arquitectura se realizaron grandes edificios como lo atestiguan los restos encontrados en Tell Atrib de originales construcciones funerarias. La comisión arqueológica americana en Mendes ha sacado a la luz los cimientos de un colosal templo al que se refirió maravillado Heródoto. Otros vestigios de arquitectura saíta se han encontrado en el delta, así como el llamado laberinto de Hauara.
En escultura, la mayoría de las obras de arte saítas que nos han llegado son de pequeño tamaño, ya que el arte monumental desapareció. Se aprecia en estos objetos un esfuerzo por igualar el arte de los grandes antepasados y un auténtico detallismo. Destaca el retrato real de Berlín y el mobiliario funerario de la reina Tahut, esposa de Psamético II.
Este arte saíta se caracteriza, a pesar de su intento por seguir el clasicismo del Reino Nuevo, por no conseguir muchas veces las proporciones armoniosas del cuerpo, que caracterizan las obras de la XVIII Dinastía, en cambio, en ciertas obras, refleja ya un espíritu griego, sobre todo en la forma más flexible de plasmar las mejillas y el mentón.
Hay que subrayar también la predilección de este arte por las representaciones de animales.

Faraón Psametico

Dinastía XXVII (525-404)

La dominación persa de Egipto trajo como consecuencia el declive económico, sin embargo se siguieron construyendo templos, como el que edificó Darío dedicado al dios Amón tebano en el oasis de Khargeh. Sus relieves indican un decaimiento en el estilo artístico saíta, aunque su clasicismo y su amor por el detalle reaparecerán en la última Dinastía indígena egipcia, la XXX y en la época de los Ptolomeos, su arte es prolongación en cierto modo de la anterior.

Ultimas Dinastías

Tras el breve paréntesis de la Dinastía XXVIII (404-398), cuyo único rey fue Amirteo y las Dinastías XXIX (398-378) y XXX (378-341), volvieron a dominar los persas durante poco tiempo (341 -333) hasta que su último rey, Dario III Codomano fue vencido por Alejandro Magno, que será recibido en Egipto como un libertador y nombrado faraón. A él y a sus descendientes se les denomina «Reyes Macedonios* a los que habría que denominar Dinastía XXXII, siendo a los Lágidas la XXXIII.
Muerto Alejandro, tras Filipo Arrideo y Alejandro IV, comenzará a reinar en Egipto la Dinastía de los Ptolomeos o Lágidas (fundada por Ptolomeo Lagos, el general de Alejandro que le dio nombre), cuya última representante será Cleopatra VII Thea. Tras la muerte de esta reina, Egipto pasará a ser provincia romana. Con esta Dinastía Lágida comenzó el denominado Egipto helenístico.

Sarcofago de Cleopatra

Secretos del Antiguo Egipto: Lo Que Los Papiros No Te Contaron

La fascinante cultura egipcia o antiguo egipto esconde muchos más secretos de los que podemos imaginar. Los papiros, aunque valiosos, solo nos muestran una fracción de esta civilización milenaria que dominó las orillas del Nilo durante más de tres mil años. A pesar de la riqueza de información que nos han legado estos documentos antiguos, numerosos aspectos de la vida cotidiana, rituales y avances tecnológicos permanecen en las sombras de la historia.

Sin embargo, las investigaciones arqueológicas modernas, los análisis de ADN y las nuevas tecnologías han comenzado a revelar aspectos sorprendentes que los papiros nunca mencionaron. Desde rituales funerarios secretos hasta posibles asesinatos en la corte faraónica, pasando por conocimientos científicos inexplicablemente avanzados para su época. Además, conspiraciones palaciegas, prácticas médicas sofisticadas y enigmas sin resolver como la desaparición de Nefertiti forman parte de estos misterios que los antiguos escribas decidieron —o no pudieron— registrar en sus textos sagrados.

Los monumentos que esconden más de lo que muestran

Las majestuosas estructuras del antiguo Egipto no son sólo monumentos a la grandeza de una civilización, sino también custodios de secretos deliberadamente ocultos por sus creadores. Bajo la arena y la piedra, arqueólogos contemporáneos continúan encontrando espacios desconocidos que revolucionan nuestra comprensión de esta enigmática cultura.

La Gran Pirámide y sus cámaras ocultas

La Gran Pirámide de Keops, con sus imponentes 139 metros de altura, esconde mucho más que lo que ha mostrado durante milenios. En 2017, mediante avanzada tecnología de muones cósmicos, investigadores del proyecto ScanPyramids detectaron una inmensa cavidad de al menos 30 metros sobre la Gran Galería. Sin embargo, el hallazgo más reciente ocurrió en 2023, cuando científicos de la Universidad Técnica de Múnich descubrieron una cámara completamente desconocida cerca de la entrada original.

Esta cámara, accesible a través de una pequeña abertura entre las piedras, supera con creces las dimensiones inicialmente estimadas. «Descubrir un espacio hueco en una pirámide ya es algo especial. Pero el hecho de que esta cámara sea lo suficientemente grande como para albergar a varias personas, hace que el descubrimiento sea aún más importante», señalaron los investigadores. Lo asombroso es que, según sus estimaciones, nadie ha visto este espacio en aproximadamente 4.500 años.

Aunque su propósito permanece desconocido, algunos especialistas sugieren que podría tratarse de una cámara funeraria oculta destinada al propio faraón Keops, especialmente considerando que cuando los exploradores abrieron el sarcófago de granito en la llamada «cámara del rey», lo encontraron vacío.

El misterio del Templo de Osiris en Abidos

Abidos, una de las ciudades más antiguas y sagradas del antiguo Egipto, alberga el enigmático Templo de Osiris. Durante el Imperio Nuevo, tras el período herético de Akhenatón, el faraón Seti I reconstruyó este gran santuario dedicado al dios resucitado.

Sin embargo, lo verdaderamente intrigante se encuentra bajo tierra. El Osirión, descubierto en 1902, es una estructura subterránea monumental vinculada a los Misterios de Osiris. Este templo se ubicaba debajo de una colina artificial en cuya cumbre, aparentemente, se habían plantado acacias, árbol sagrado de Osiris.

Este templo megalítico, sin ornamentos ni jeroglíficos en su nave principal, parece anterior al templo de Seti I, y posiblemente formaba parte de las pruebas iniciáticas para los aspirantes a los Misterios. Para acceder a él, los iniciados debían recorrer un estrecho pasadizo de más de 100 metros y, posiblemente, nadar a través de un lago artificial que rodeaba la estructura. Estos rituales anuales incluían una procesión donde la estatua de Osiris era llevada sobre una barca ritual llamada Neshmet, desde el templo hasta su supuesta tumba.

Tumbas sin nombre en el Valle de los Reyes

El Valle de los Reyes continúa siendo un tesoro arqueológico inagotable, donde numerosos faraones aguardan ser descubiertos. Actualmente, existe un gran número de gobernantes cuyas momias han sido encontradas, pero sus tumbas permanecen ocultas. Entre las más notables:

  • Ahmose I: Fundador de la dinastía XVIII y héroe nacional por expulsar a los hicsos. Su momia fue encontrada en el escondite DB320, pero su tumba sigue siendo un misterio.
  • Ramsés VIII: Hijo de Ramsés III, reinó apenas tres años. Aunque se le construyó la tumba KV19, se desconoce su lugar real de enterramiento.
  • Semenkhkara: Uno de los faraones más enigmáticos y breves. No existe ni una tumba candidata que pudiera ser suya, y algunos incluso especulan que podría tratarse de la reina Nefertiti con atributos masculinos.

Un hallazgo reciente ha sacudido el mundo arqueológico: la tumba de Tutmosis II, ubicada a un kilómetro y medio al oeste del Valle de los Reyes. Los arqueólogos encontraron jeroglíficos distintivos en las paredes y restos de un descolorido mural celestial en el techo. Fragmentos de «vasos de pato» de alabastro identificaron inequívocamente al ocupante como Tutmosis II.

Rituales secretos y prácticas prohibidas

Más allá de sus monumentales construcciones, la religión egipcia desarrolló un elaborado sistema de prácticas rituales diseñadas para asegurar la vida eterna. Estos procedimientos sagrados, ejecutados con precisión milimétrica, permanecieron por siglos como conocimiento exclusivo de la élite sacerdotal.

Ceremonias de resurrección del faraón

La supervivencia espiritual del faraón requería un meticuloso proceso ritual. La «ceremonia de apertura de la boca» representaba el momento crucial cuando el difunto recuperaba mágicamente sus sentidos para la eternidad. Este ritual se realizaba ante la puerta de la tumba y constaba de 75 pasos minuciosamente ejecutados. Cada sacerdote, vestido con máscaras que representaban diferentes deidades, utilizaba instrumentos de hierro meteórico —material considerado divino— para tocar ojos, nariz, oídos y boca, permitiendo al difunto comer, beber, hablar y ver en el más allá.

Para garantizar el renacimiento del soberano, los sacerdotes elaboraban «Osiris vegetantes», figuras del dios colocadas en recipientes con arena, limo y semillas de cebada. Justo antes de sellar la tumba, regaban estas figuras hasta que el agua sobrante salía por orificios en la base. En la oscuridad sepulcral, la cebada germinaba y —mediante magia simpática— sus verdes tallos «incitaban» al renacimiento del faraón.

Además, el monarca difunto, ya asimilado a Osiris, necesitaba protección desde los cuatro puntos cardinales. Para ello, se colocaban cuatro ladrillos mágicos en hornacinas de las paredes de la cámara funeraria, cada uno con símbolos específicos: un pilar djed (estabilidad), una figura de Anubis, otra de Osiris y un ushebti (figurilla momiforme).

El Libro de los Muertos y sus versiones ocultas

Contrario a su nombre popular, el «Libro de los Muertos» era fundamentalmente un texto sobre la vida eterna. Su nombre egipcio, «Libro para Salir al Día», revela su verdadero propósito: guiar al alma en su transformación y renacimiento. Estos textos sagrados, atribuidos al dios Thoth, presentaban imágenes (viñetas) realizadas primero, con explicaciones textuales añadidas posteriormente.

El Papiro de Ani, uno de los ejemplares más completos, muestra el viaje iniciático a través de cuatro fases elementales:

  • Fase Tierra: Dominio básico sobre la supervivencia inmediata en el más allá
  • Fase Agua: Plena posesión de elementos vitales, simbolizada por barcas que cruzan las aguas
  • Fase Aire: Dominio de sí mismo y capacidad de transformación amplia
  • Fase Fuego: Transmutación alquímica, representada por el Horno Mágico y el Lago de Fuego

Cada texto contenía «nombres mágicos» que, pronunciados correctamente, activaban el poder transformador de las fórmulas rituales. El difunto, quien se convertía en una forma particular del dios Osiris, debía conocer estos encantamientos tanto en vida como después de la muerte para superar el juicio final.

Ritos de iniciación en templos subterráneos

Los templos egipcios albergaban ceremonias iniciáticas cuidadosamente reservadas para los elegidos. El Festival Sed, celebrado a los treinta años de coronación del faraón, simbolizaba su rejuvenecimiento espiritual. Tras purificaciones, el soberano honraba a los dioses en diferentes dependencias del templo, presenciaba desfiles ceremoniales y realizaba marchas rituales hacia los cuatro puntos cardinales.

Por otra parte, los Misterios de Isis, desarrollados desde aproximadamente el siglo III a.C., constituían una religión iniciática centrada en la resurrección. Según Apuleyo, único cronista directo de estos ritos, la iniciación «se llevaba a cabo en forma de muerte voluntaria y salvación obtenida por favor divino». El candidato era sometido a purificaciones, confesión de pecados y experiencias místicas descritas enigmáticamente: «Llegué a la frontera de la muerte… viajé a través de todos los elementos y regresé. A plena noche vi el sol destellar con la luz más brillante.»

Los antiguos egipcios consideraban estos rituales no como simples ceremonias, sino como herramientas efectivas de transformación espiritual, capaces de conectar perfectamente ambos mundos y asegurar la continuidad de la existencia más allá de la muerte física.

Conspiraciones dentro del palacio real

Las intrigas palaciegas fueron una constante en el antiguo Egipto, donde el poder y la ambición frecuentemente se entrelazaban en complejas redes de manipulación política. Desde asesinatos estratégicos hasta borrados sistemáticos de la historia, los pasillos del poder faraónico albergaron algunas de las conspiraciones más sofisticadas de la antigüedad.

El asesinato de Tutankamón: ¿accidente o complot?

El repentino fallecimiento del joven Tutankamón a los 19 años ha generado numerosas teorías a lo largo del tiempo. Los análisis de ADN revelaron que el faraón padecía malaria, lo que posiblemente debilitó su sistema inmunitario. Por otra parte, su estado enfermizo podría atribuirse al incesto, práctica común entre la realeza egipcia que conllevaba ventajas políticas pero consecuencias potencialmente letales para la salud.

Estudios recientes sugieren que Tutankamón podría haber fallecido tras un accidente con su carro mientras estaba alcoholizado, teoría respaldada por los numerosos carros y vino encontrados en su tumba. De hecho, exámenes forenses detectaron que un lado de su cuerpo fue aplastado por algún tipo de impacto que destrozó su pelvis y costillas. Sin embargo, la presencia de una fractura abierta sobre la rodilla izquierda también podría haber sido mortal si se infectó.

La reina Hatshepsut y su borrado de la historia

Hatshepsut, una de las pocas mujeres que gobernó Egipto como faraón, mantuvo un reinado próspero durante 22 años (1479-1458 a.C.). A pesar de su éxito, tras su muerte ocurrió algo extraordinario: su nombre fue sistemáticamente eliminado de los monumentos y textos oficiales.

Durante siglos, se asumió que este borrado fue obra de su hijastro Tutmosis III como venganza. No obstante, investigaciones arqueológicas revelan que la destrucción comenzó unos 20 años después de que Tutmosis III ascendiera al trono. Este dato sugiere que, en lugar de una venganza personal, podría tratarse de una estrategia para consolidar su propio linaje dinástico y restaurar el orden tradicional patriarcal en una sociedad donde los faraones debían ser hombres.

El caso de Akhenatón y la revolución religiosa

Quizás la conspiración más impactante fue la que permitió el ascenso de Amenhotep IV, mejor conocido como Akhenatón. Todo comenzó con una conjura encabezada por Tiy, esposa real de Amenhotep III, quien sacrificó a numerosos nobles tébanos para eliminar obstáculos y asegurar el trono para su hijo.

Una vez en el poder, Akhenatón implementó una revolución religiosa radical, reemplazando el culto tradicional a Amón por la adoración exclusiva al disco solar Atón. Asimismo, trasladó la capital desde Tebas a Tell el-Amarna, ubicada 290 kilómetros al norte, un movimiento que consolidó su ruptura con el poderoso clero de Amón.

Este período de «herejía y turbulencias», aunque fascinante, fue extraordinariamente breve: apenas 75 años (1399-1325 a.C.). Aunque los egiptólogos desconocen el papel exacto que jugó Nefertiti en esta revolución religiosa, así como los eventos de los años finales del reinado, sabemos que esta época estuvo marcada por intensa agitación política y espiritual.

Tecnología y conocimientos que no encajan en su época

El misterio de la tecnología del antiguo Egipto continúa desafiando a historiadores y arqueólogos modernos. Diversos hallazgos sugieren que esta civilización poseía conocimientos que parecen adelantados a su tiempo, generando debates intensos sobre su origen y naturaleza.

Instrumentos quirúrgicos encontrados en tumbas

Los antiguos egipcios desarrollaron técnicas médicas sorprendentemente avanzadas. En el templo ptolemaico de Kom, Ombo se encuentran grabados que muestran un sofisticado instrumental quirúrgico. Los médicos egipcios, llamados sunu («los hombres de los que sufren»), se educaban en instituciones especializadas conocidas como «las casas de la vida».

La evidencia arqueológica confirma que realizaban intervenciones quirúrgicas complejas como trepanaciones craneales, cirugías de cataratas y extirpación de tumores. Disponían de una amplia variedad de instrumentos fabricados en bronce y otros metales, incluyendo escalpelos, pinzas, sierras para huesos y catéteres uretrales.

Mapas astronómicos con precisión inexplicable

La cosmología egipcia muestra un conocimiento del cielo que parece anacrónico para su época. Los astrónomos utilizaban instrumentos como el «bay», un nervio de palma con una ranura en su parte superior que funcionaba como mira, y el «merkhet», una pieza de madera horizontal con plomada.

Con estas herramientas rudimentarias, lograron crear mapas celestes de extraordinaria precisión y desarrollar un calendario astronómico funcional. También contaban con listas detalladas de estrellas que registraban sus ortos, ocasos y culminaciones con notable exactitud.

La supuesta electricidad en Dendera

Quizás el enigma tecnológico más controvertido se encuentra en los relieves del templo de Hathor en Dendera. Estas imágenes han sido interpretadas por algunos investigadores como representaciones de «lámparas eléctricas» primitivas.

La interpretación tradicional egiptológica sostiene que estas imágenes representan el mito del sol naciente en forma del dios serpiente Harsomtus. Sin embargo, teóricos alternativos como Peter Krassa y Reinhard Habeck han propuesto que los relieves muestran dispositivos eléctricos con componentes identificables: la «berenjena gigante» sería un bulbo de cristal, la serpiente interior un filamento, y la flor de loto un casquillo.

Otro objeto desconcertante es el disco de esquisto del príncipe Sabu, hallado en Saqqara. Este artefacto de 5.500 años de antigüedad presenta un diseño con tres palas curvadas alrededor de un eje central, similar a una hélice moderna, cuando la rueda no se introdujo en Egipto hasta aproximadamente 1640 a.C..

Lo que aún no sabemos: secretos sin resolver

A pesar de décadas de exploración arqueológica, varios enigmas fundamentales del antiguo Egipto permanecen esquivos, desafiando los esfuerzos de investigadores contemporáneos y manteniendo viva la fascinación por esta civilización milenaria.

La cámara sellada bajo la Esfinge

Uno de los misterios más persistentes involucra posibles espacios ocultos bajo la Gran Esfinge de Giza. Estudios realizados por científicos de las Universidades Estatal de Florida, Waseda y Boston detectaron anomalías geométricas alrededor del monumento que no parecen formaciones naturales. En 1991, el sismógrafo Thomas Dobecki descubrió una estructura rectangular de aproximadamente 9 x 12 x 5 metros bajo la pata derecha de la Esfinge. Posteriormente, en 1997, Dobecki y el Dr. Schor confirmaron mediante escaneo no solo esta cámara sino también un posible túnel dirigido hacia la segunda pirámide.

Las entradas a estos pasajes subterráneos han sido identificadas en distintas ubicaciones: una en la parte trasera que desciende 9 metros, otra en la cabeza y una tercera entre la cola y las patas que fue brevemente abierta durante trabajos de restauración en 1920. No obstante, el gobierno egipcio ha restringido las excavaciones en estos puntos, manteniendo el secreto sobre lo que podrían contener.

El paradero de la tumba de Cleopatra

El reposo final de la última reina ptolemaica sigue siendo objeto de acaloradas disputas académicas. Dos teorías principales compiten: la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez ha dedicado doce años a buscarla en Taposiris Magna, donde recientemente descubrió un pasadizo subterráneo de trece metros de profundidad similar al Túnel de Eupalino en Grecia. En este sitio también ha encontrado numerosos artefactos relacionados con Cleopatra, incluyendo monedas con su efigie.

Por otra parte, el egiptólogo Zahi Hawass sostiene que Cleopatra no está en Taposiris Magna sino en una tumba que ella misma ordenó construir en su palacio de Alejandría, actualmente sumergido bajo las aguas del Mediterráneo. «Mi sensación es que fue enterrada en el interior de la tumba que mandó construir en su palacio», afirma Hawass.

El origen real del pueblo egipcio

Contrariamente a lo que muchos suponen, evidencias recientes sugieren que la civilización egipcia no comenzó junto al Nilo. Sorprendentemente, hallazgos arqueológicos indican que la cultura egipcia emergió originalmente en lo que hoy es el Sahara, durante un período cuando esta región era significativamente más húmeda. Durante aproximadamente cuatro milenios, mientras el Sahara era habitable, los proto-egipcios desarrollaron técnicas agrícolas incluso antes que las civilizaciones de Oriente Medio.

Al deteriorarse gradualmente las condiciones climáticas, estas poblaciones migraron hacia el Valle del Nilo, llevando consigo conocimientos sofisticados que eventualmente florecerían como la impresionante civilización que conocemos.

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